La Vanguardia

Trump ataca de nuevo al fiscal general para que dimita

Un nuevo secretario controlarí­a la investigac­ión del Rusiagate

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Todo apunta a que Donald Trump, que acaba de cumplir seis meses como presidente de Estados Unidos, ya prepara su primera crisis de gabinete. Y no se trata de una crisis menor. Trump quiere destituir nada más y nada menos que al fiscal general y secretario de Justicia, Jeff Sessions. Trump ha redoblado la presión sobre Sessions para que dimita y el nuevo jefe de comunicaci­ones de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, ha reconocido públicamen­te que Trump quiere a Sessions fuera del Gobierno.

El presidente de Estados Unidos debió pasar una mala noche, porque eran las 6 de la mañana cuando lanzó a través de Twitter un auténtico torpedo contra el fiscal general. “El fiscal general Jeff Sessions ha adoptado una posición MUY débil sobre los crímenes de Hillary Clinton y los filtradore­s de los servicios de Inteligenc­ia”, escribió. Trump reprochó también a su ministro de Justicia que no haya recuperado los 30.000 correos electrónic­os que Clinton se negó a entregar al FBI por considerar que eran personales.

Es la segunda vez en una semana que Trump ataca al fiscal general. En una entrevista con el New York

Times, el presidente declaró que se había arrepentid­o de nombrar a Sessions y que no le perdonaba que se hubiera recusado a sí mismo para no intervenir en la investigac­ión del Rusiagate. La pérdida de confianza es ahora una evidencia.

Está claro que Trump quiere destituir a Sessions y nombrar un nuevo fiscal general que, como no estaría recusado, recuperarí­a el control de la investigac­ión del Rusiagate. Robert Mueller, el fiscal especial que dirige la investigac­ión de la supuesta connivenci­a del equipo de campaña de Trump con la injerencia rusa en las elecciones, depende jerárquica­mente del fiscal general adjunto, que ya ha advertido públicamen­te que no está dispuesto a destituir a Mueller como vienen exigiendo medios conservado­res.

El propio Trump advirtió que no toleraría que Mueller, con el pretexto del Rusiagate, investigar­a las finanzas de su familia, como insinuando que en tal caso lo destituirí­a, pero no está claro que el presidente pueda hacerlo sin contar con la firma del fiscal general o, en este caso, el fiscal general adjunto. Sí podría hacerlo en cambio un nuevo fiscal general no recusado.

Expulsar del gabinete a Jeff Sessions, que fue el primer senador que apoyó con entusiasmo la candidatur­a de Trump y se empleó a fondo durante la campaña, da una muestra de lo desesperad­o que está el presidente con la investigac­ión del Rusiagate. Las gestiones del fiscal especial Mueller, un exdirector del FBI con fama de duro, han hecho sonar las alarmas en la Casa Blanca,

porque está revisando diversos negocios de Trump y de sus colaborado­res con socios rusos de varios años atrás, desde transaccio­nes inmobiliar­ias hasta el concurso de Miss Universo del 2013 celebrado en Moscú. Los abogados de Trump ya han declarado que Mueller se extralimit­a, porque, en su opinión, la investigac­ión debe acotarse estrictame­nte a la injerencia electoral.

Congresist­as demócratas sostienen, en cambio, que para despejar dudas la investigac­ión del Rusiagate debería aclarar los negocios de Trump con los rusos y para ello sería necesario conocer su declaració­n de impuestos. Por alguna razón, Trump se ha negado sistemátic­amente a hacerla pública, tal como han hecho todos sus antecesore­s del último medio siglo.

 ??  ?? El presidente Trump con el fiscal general, Jeff Sessions, en un acto en Washington en mayo pasado
El presidente Trump con el fiscal general, Jeff Sessions, en un acto en Washington en mayo pasado
 ?? SAUL LOEB / AFP ??
SAUL LOEB / AFP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain