La ‘jazz-diplomacia’ rusa
No es posible saber si algún personaje del entorno de Donald Trump saldrá totalmente limpio del Rusiagate. Más que ellos sí lo hará este hombre, porque a pesar de haber estado en el centro del escándalo, Serguéi Kisliak, embajador de Rusia en Washington en los últimos nueve años, sí estaba cumpliendo, como recordó en una ocasión el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, con su trabajo: velar por los intereses rusos.
Tal vez sus interlocutores no asuntos de la campaña electoral. Esto ha hecho que Donald Trump pierda la confianza en su fiscal general.
Serguéi Kisliak, de 66 años, se formó en la Academia de Comercio Exterior de la URSS antes de empezar a trabajar para el Ministerio de Exteriores. Su relación con EE.UU. empezó en 1981, cuando llegó a Nueva York como segundo secretario de la legación diplomática soviética ante la ONU. En 1985 fue trasladado a la embajada de Washington como primer secretario.
Coincidió con la época de la perestroika de Gorbachov, y su principal dossier era el control de armas. “No detecté, como
Kisliak no es muy amigo de que se le vea en público. Pero se le considera un diplomático muy sociable, que habla activamente con los políticos. En Washington organizaba con regularidad veladas de jazz-diplomacia.
La CNN le ha alabado con piropos como “diplomático entre los diplomáticos”. Pero como otros medios del país ha destacado que los funcionarios de inteligencia estadounidenses le consideran el mejor de los espías. El mismo embajador lo ha negado, igual que el Kremlin niega tener que ver con el pirateo de los servidores informáticos de la campaña demócrata.