La Vanguardia

Luz verde en Podemos para entrar por primera vez en un gobierno del PSOE

La militancia de la formación morada respalda el acuerdo en Castilla-La Mancha

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

Pablo Iglesias suele dar la “bienvenida” a Pedro Sánchez cada vez que entiende que el líder del PSOE cambia de posición y camina en la dirección correcta. Esta vez es Podemos, liderado en Castilla-La Mancha por José García Molina, pero con todas las bendicione­s de Iglesias y pese a las resistenci­as del sector Anticapita­lista, quien rompe por vez primera su tradiciona­l veto a incorporar­se a un gobierno socialista. Será, además, el primer ejecutivo bipartito en la historia de Castilla-La Mancha. Ya dice Sánchez, sorprendid­o, que en este nuevo mandato ve a Iglesias asumir el papel que tuvo Íñigo Errejón en el anterior... y por el que le enviaron al rincón de pensar en Vistalegre 2.

Más de 4.500 militantes de Podemos en la región dieron luz verde así, con un “aplastante” respaldo del 78% de los votos, a la entrada de la formación morada, con dos asientos, en el gobierno del socialista Emiliano García-Page. Se trata de uno de los representa­ntes del alma “más de derechas del PSOE”, según lamentó ayer el líder de IU, Alberto Garzón. El mismo dirigente socialista, en todo caso, que en diciembre de un ya lejano 2014 se reunió discretame­nte, junto a José Luis Rodríguez Zapatero y José Bono, con unos entonces emergentes Iglesias y Errejón, para gran irritación de Sánchez, que se enteró del encuentro a toro pasado.

García-Page, que apostó por Susana Díaz en las primarias que volvió a ganar Sánchez en mayo, parece mantener las espadas en alto con la actual dirección del PSOE. Así lo prueba el pulso que mantuvo a cuenta de la exigencia de los nuevos estatutos del PSOE de consultar con la militancia todo acuerdo de gobierno, también regional. Sánchez no sólo no puso ninguna traba al entendimie­nto con Podemos en Castilla-La Mancha, sino que lo favoreció, al considerar lógico el entendimie­nto entre “fuerzas progresist­as”. El choque de García-Page y Sánchez se solventó, no obstante, y ahora la incorporac­ión de Podemos al gobierno regional, junto al desbloqueo de los presupuest­os autonómico­s, garantiza estabilida­d al presidente de Castilla-La Mancha y también le refuerza en el plano orgánico. Esta federación socialista no tiene aún convocado su congreso regional, que será en todo caso después del verano, pero tampoco ningún dirigente afín a Sánchez se presume que le presentará batalla en unas primarias.

Sánchez ciñe el acuerdo al ámbito regional, pero para Echenique “marca el camino” de lo que puede pasar en España

Dirigentes del PSOE de CastillaLa Mancha admiten que todo el mundo prefiere gobernar sólo con representa­ntes de su mismo color político, pero que en este caso era la única manera de garantizar estabilida­d parlamenta­ria para el gobierno autonómico. De hecho, apuntan que García-Page ya se lo ofreció a García Molina al inicio de su mandato en minoría, tras las elecciones de mayo del 2015 en las que María Dolores de Cospedal perdió su mayoría absoluta. Podemos apoyó su investidur­a pero rechazó entrar en el ejecutivo para no quedar enterrados, dada su escasa fuerza territoria­l, pues la diferencia electoral fue de casi 30 puntos a favor del PSOE. Lo que más debilitaba a García-Page era el impasse al que le llevó el bloqueo de Podemos y el PP a sus cuentas, paralizada­s desde abril.

Existen distintas percepcion­es en el PSOE y en Podemos sobre el alcance de futuro que puede tener este acuerdo. El propio Sánchez y otros dirigentes del PSOE lo circunscri­ben “exclusivam­ente” al ámbito de Castilla-La Mancha. Pero el secretario de organizaci­ón de Podemos, Pablo Echenique, celebró ayer lo que calificó como una “apuesta valiente”, que además “es obvio que marca el camino de lo que puede suceder en España”.

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ISMAEL HERRERO / EFE José García Molina

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