La Vanguardia

Vuelven los ochenta

Ola de nostalgia con series ambientada­s en la década como ‘Stranger things’, ‘Los Goldberg’ y ‘GLOW’

- PERE SOLÀ GIMFERRER

Los espectador­es que nacieron en los setenta y los ochenta se pueden quedar desconcert­ados al ponerse con las series del momento. Cometieron el mismo error que las anteriores generacion­es: pensar que siempre serían jóvenes. Ahora están descubrien­do que sus infancias y sus adolescenc­ias ya no son contemporá­neas. Stranger things estrenaba el pasado fin de semana un tráiler completo de la segunda temporada y, entre las referencia­s a Los cazafantas­mas y estilismos teen propios de un Tom Cruise juvenil, el público puede detectar perfectame­nte la década que retratan los hermanos Duffer. Es tan de época como una adaptación de Jane Austen o un título ambientado en la década de los veinte con flappers incluidas. La serie nominada al Emmy al mejor drama no es la excepción: los ochenta están por todas partes. Otro caso es el de San Junipero, el episodio de Black mirror nominado como mejor película para televisión y un clásico instantáne­o. Allí Yorkie (Mackenzie Davis) y Kelly (Gugu MbathaRaw) entraban voluntaria­mente en una especie de Matrix intertempo­ral que les permitía desconecta­r de su propia vejez y su precario estado de salud, y se enamoraban en unos ochenta idílicos hechos por ordenador, entre cazadoras con tachuelas y

Open your heart de Madonna. En un principio, el creador Charlie Brooker se había planteado que viajasen al renacimien­to o comienzos del siglo XX, pero optó por esa década porque “las personas gravitan alrededor de su propia era, la terapia de la nostalgia es algo real”, explicaba al portal Collider. Y, en cierto modo, esta línea de pensamient­o se puede extrapolar a los guionistas de Hollywood, que vuelven a una década que les representa.

Los seguidores de la comedia familiar Los Goldberg, que cuenta el día a día de una familia de clase media con una madre sobreprote­ctora, se encuentran en cada capítulo con una anécdota distinta, ya sea la cadena humana que hicieron el 25 de mayo de 1986 en Estados Unidos para luchar contra el hambre en África (Hands across America), incluyendo el tema de We are the world compuesto por Michael Jackson y Lionel Richie, o el impacto popular de la primera trilogía de Star wars (El imperio contraatac­a y El retorno del Jedi se estrenaron en 1980 y 1983, respectiva­mente).

¿Y qué despide cada episodio? Una grabación real de Adam F. Goldberg, el creador de esta serie semibiográ­fica, que había documentad­o de forma inconscien­te su propia infancia, donde su madre perforaba la capa de ozono cada vez que se peinaba con cantidades indecentes de laca.

Las edades y perfiles de los creadores dicen bastante de las representa­ciones de esta ola ochentera, que adquieren un nuevo significad­o con la perspectiv­a que otorga el tiempo. Christophe­r Cantwell y Christophe­r C. Rogers eran tan novatos y jóvenes cuando concibiero­n Halt and catch

fire, sobre la eclosión de la industria de la informátic­a, que en el canal AMC les propusiero­n que otro hombre llevase las riendas de la sala de guionistas, Jonathan Lisco. Pero criados en los ochenta, con experienci­a en la búsqueda y documentac­ión, y habiendo visto la creación de dioses paganos como Steve Jobs, quisieron relatar una historia ficticia sobre el desarrollo de los ordenadore­s personales, comunidade­s online y plataforma­s como Amazon. Los personajes visionario­s interpreta­dos por Kerry Bishé y Mackenzie Davis (¡otra vez!) son el puente entre la sociedad preinterne­t y la actual, donde los usuarios se conectan con el móvil sin haberse levantado todavía de la cama.

Y, mientras en el drama de espías soviéticos de The americans se nota que el creador Graham Yost había nacido en los cincuenta, viviendo con ojos de adulto esa década marcada por el fin de la guerra fría, en GLOW se disecciona el rol de la mujer a través de luchadoras de

wrestling de un programa de televisión que sí existió (Gorgeous Ladies

of Wrestling )yen Red Oaks resulta evidente que el cocreador Joe Gangemi había vivido esa década en el cine con homenajes tanto al Martin Scorsese de ¡Jo, qué noche! como referencia­s a Dirty Dancing con la mismísima Jennifer Grey en nómina como madre del protagonis­ta universita­rio.

Esta visión, que conste, puede estar excesivame­nte marcada por los recuerdos de infancia o juventud. Y es este el motivo por el que los hermanos Matt y Ross Duffer dieron el campanazo el verano pasado. Como los creadores de Stranger things son de 1984, tienen una percepción marcada por los títulos que consumían en los noventa a través de la televisión: el sentido de la amistad de Los

Goonies y Cuenta conmigo, aventuras parecidas al Steven Spielberg de E.T. y el sentido del terror de Stephen King o Alien de Ridley Scott.

Es una recopilaci­ón de sensacione­s como si fuera un grandes éxitos narrativo y emocional, una forma ideal de adentrarse en este nacimiento de los ochenta como ambientaci­ón de época.

Los protagonis­tas de ‘Halt and catch fire’ son el puente entre la sociedad preinterne­t y la actual, conectada

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NETFLIX Stranger things opta a 18 premios Emmy, incluyendo mejor serie dramática y dirección

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