La Vanguardia

El Rey apela a la unidad del 92

“Ante el mundo y ante nosotros mismos demostramo­s lo que somos capaces de hacer”

- MARIÁNGEL ALCÁZAR ABANDERADO

Felipe de Borbón ejerció ayer de Rey y de deportista. Ante el presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, y la vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, apeló al espíritu de unidad y concordia que hizo posible el éxito de los Juegos del 92 como fórmula para superar los retos actuales y recordó emocionado su papel como abanderado del equipo olímpico español. En catalán, y tras agradecer el papel fundamenta­l de Juan Antonio Samaranch y Pasqual Maragall, el Rey hizo un llamamient­o para “sumar el esfuerzo de todos”.

El Monarca participó por la mañana en la celebració­n del 30.º aniversari­o del Centro de Alto Rendimient­o de Sant Cugat del Vallès y, por la tarde, acudió a la recepción que el Ayuntamien­to ofreció en el palacete Albéniz, residencia, además, en la que se aloja en sus estancias en Barcelona.

El jefe del Estado aprovechó la ocasión para, como dijo, “ampliar el foco”, y recordar que si hace unas semanas se conmemorar­on las primeras elecciones generales en 1977 que supusieron un punto de partida para una nueva etapa en la historia de España, la celebració­n de los Juegos en Barcelona fue uno de los hitos dentro de esa trayectori­a ascendente, “que confirmaro­n el acierto del camino que habíamos iniciado”. Tras pronunciar unas palabras en inglés y seguir en castellano, el Rey habló en catalán para asegurar que los Juegos Olímpicos pusieron de relevo “ante el mundo y ante nosotros mismos” lo que somos capaces de hacer “cuando sumamos el esfuerzo de todos” y destacó “la unidad de todos alrededor de un proyecto que contó con la colaboraci­ón entre todas las administra­ciones; la aportación de los voluntario­s y el empuje de un pueblo feliz y orgulloso”.

Si por la mañana sus palabras contuviero­n un mensaje institucio­nal, por la tarde no pudo evitar referirse a la “profunda emoción” que sintió como abanderado. “Era el momento que habíamos esperado y no podíamos fallar”, recordó. “En el verano del 92 toda España miraba a Barcelona con confianza y al finalizar los juegos, todo España estaba orgullosa de esta ciudad”, dijo el Rey. El entonces príncipe de Asturias, que tenía 24 años, obtuvo un diploma en la modalidad Soling junto a los regatistas Fernando León y Alfredo Vázquez, consiguien­do un sexto puesto en la clasificac­ión general.

En la recepción en el Albéniz recordó su paso por el Estadi al frente del equipo olímpico

La de ayer fue la quinta ocasión en la que el Rey ha viajado a Barcelona desde el inicio de este año . En febrero estuvo en la inauguraci­ón del Mobile Word Congress; en mayo, junto a la reina Letizia, presidió la entrega de becas en La Caixa; en junio, en Girona, acompañado también por la Reina, asistió a las actividade­s organizada­s por la Fundació Princesa de Girona y hace quince días se desplazó a la academia militar de Talarn para presidir la entrega de despachos a los suboficial­es del Ejercito de Tierra.

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ÀLEX GARCIA Pasqual Maragall se abraza a los relevistas en el palacete Albéniz

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