La Vanguardia

Violación por violación

Los miembros de un consejo tribal pakistaní, ya detenidos, ordenan agredir sexualment­e a la hermana adolescent­e de un violador

- ISLAMABAD Agencias

La propia familia de la muchacha la entregó para que se ejecutara la sentencia del grupo de ancianos

La policía pakistaní ha detenido a los 25 miembros del consejo tribal de un suburbio de Multan, en la región del Punyab, por haber ordenado la violación de una adolescent­e de 16 años. La peculiar sentencia era la respuesta de la yirga a la queja planteada por un joven porque un primo suyo había violado a su hermana, una niña de 12 años. El agraviado fue el encargado de cometer la violación y aún no ha sido detenido.

La primera violación se produjo el pasado día 16; la segunda, al día siguiente, después de que la propia familia entregara a la menor para que se ejecutara la sentencia del consejo. Ambas familias presentaro­n sendas denuncias ante la policía el día 20, pero hace sólo tres días que las autoridade­s tomaron cartas en el asunto, al haber recurrido al Centro de Violencia de la Mujer de la ciudad ante la inacción policial. Fue durante los interrogat­orios a las familias cuando salió a la luz el papel del consejo de ancianos en el asunto.

Shahbaz Sharif, máxima autoridad de la provincia del Punyab, anunció la suspensión de todos los agentes de la comisaría correspond­iente por negligenci­a. Tanto las víctimas como sus madres respectiva­s se encuentran en un centro de protección de mujeres, donde debían recibir la visita de Sharif.

El Tribunal Supremo también ha solicitado un informe sobre el caso, que recuerda al especialme­nte notorio ocurrido en el 2002. Entonces la adolescent­e Mujtaran Mai sufrió una violación en grupo ordenada también por un consejo tribal para purgar el crimen supuestame­nte cometido por un pariente. Mai tuvo el valor de recurrir a los tribunales para denunciar su caso, aunque eso le supusiera verse repudiada socialment­e. La mayoría de las jóvenes violadas acaban suicidándo­se por vergüenza. Seis hombres fueron condenados a muerte por sus actos, aunque cinco de ellos fueron liberados a raíz de la apelación. Mai se convirtió en una activista por los derechos de la mujer en Pakistán.

“¿Qué podemos hacer, en nuestro pueblo las disputas se arreglan así?”, explicó a Afp Mohamed Bilal, de 25 años, miembro de la familia de la adolescent­e violada.

En Pakistán se mantiene viva la costumbre de recurrir a la justicia rápida (y, a juzgar por los resultados, nada reflexiva) de las denominada­s yirgas o panchayats ,de la que forman parte los más ancianos de la tribu. Muchos lugareños prefieren este sistema a la complicada y corrupta justicia ordinaria. Este tipo de consejo es tolerado, aunque no reconocido en la mayor parte de un país de 200 millones de habitantes.

“Otro consejo tribal en el sur del Punyab Multan y otra chica violada. Seguimos estando en el 2002”, escribió Mujtaran Mai en su cuenta de Twitter. En declaracio­nes telefónica­s a Reuters, Mai denunció la violación por venganza. “Si hubiera alguna justicia en el panchayat tendrían que haber disparado al violador. ¿Por qué castigar a una chica inocente en su lugar?”, se preguntaba Mai.

En el subcontine­nte indio es habitual entregar a mujeres, a menudo niñas, o castigos contra ellas para solventar disputas familiares o como compensaci­ón por delitos cometidos por hombres, una práctica conocida como vani, informa Efe. En uno de los casos más sonados, 13 menores de entre 4 y 16 años de un mismo clan fueron entregadas para ser casadas con hombres de otra familia en el centro del país y así resolver una disputa entre dos tribus por un homicidio en el 2012.

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SS MIRZA / AFP Habitación en la que se produjo la violación en un suburbio de Multan

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