La muerte accidental de la niña que se perdió en Pizarra, principal hipótesis
Un trágico y fatal accidente. El Ministerio del Interior concedía ayer total verosimilitud a la investigación preliminar de la Guardia Civil sobre el caso de Lucía Vivar Hidalgo, la niña de tres años que se perdió sobre las 23.20 horas de la noche del miércoles en un restaurante de la estación de tren de la localidad malagueña de Pizarra, donde la familia se había reunido para celebrar la onomástica de la abuela. La hipótesis que ha cobrado más fuerza indica que la niña se desorientó y echó a andar hasta que, rendida por el sueño, se acurrucó a dormir junto a las vías del tren. El primer convoy de la mañana que cubre la línea entre Álora y Málaga habría golpeado la cabeza de la niña, causando su muerte.
Después de varias horas de búsqueda infructuosa por parte de centenares de personas, un maquinista de Renfe avistó de madrugada el cuerpo sin vida de la niña junto a la vía del ferrocarril, a unos tres kilómetros del lugar de su desaparición si se camina por la vía férrea. El conductor observó la presencia de un bulto sospechoso, por lo que detuvo el tren y avisó al técnico del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), quien a su vez alertó a la Guardia Civil.
La autopsia confirmaba en la tarde de ayer que la muerte de la niña se produjo por un fuerte traumatismo craneoencefálico sin que se pudieran apreciar otras lesiones. Lucía, que jugaba con unos primos cuando se despistó, solía esconderse con frecuencia y no respondía a las llamadas de los padres. Una circunstancia que pudo influir en el hecho de que los parientes tardaran algo más en reaccionar cuando detectaron la ausencia de la niña.
El restaurante donde cenaba la familia Vivar Hidalgo es un establecimiento típico de las áreas ferroviarias, con dos puertas, una que da a la explanada de la estación y otra que se abre directamente al andén. Lucía entraba y salía por ambas puertas sin aparente peligro ya que en Pizarra no hay tránsito de trenes nocturnos. Los padres empezaron a preocuparse cuando encontraron el chupete de la niña en el vestíbulo de la estación ya que nunca se separaba de él.
Los padres de Lucía fueron incapaces de asistir al levantamiento del cadáver dado el estado en el que se encontraban, por lo que fue el abuelo, un conocido empresario de la zona, el que asistió al acto judicial. Las localidades de Álora, Pizarra y Alhaurín el Grande han decretado tres días de luto por la trágica muerte de la niña.