La Vanguardia

Kosky, el primer judío en Bayreuth

- JORDI MADDALENO

Quince minutos de aplausos y vítores, éxito en el templo sagrado de Wagner, y el culpable, Barrie Kosky, el primer director de escena judío en estrenar una producción allí. Que además haya sido con Meistersin­ger von Nürnberg, la ópera favorita de Hitler, la que más peso ha tenido en la nefasta relación de la música wagneriana y el nazismo, ha significad­o un exorcismo catártico para esta apertura de la 106 edición del Festival.

La única ópera cómica del Wagner canónico la muestra Kosky, actual director artístico de la Komischen Oper de Berlín, transformá­ndola en una comedia burguesa con la familia Wagner como epicentro de todo. Así Hans Sachs es Wagner, Eva su esposa Cosima, Pogner su suegro Liszt, y así un trompe-l’oeil donde Wagner acaba proyectánd­ose en casi todos sus principale­s personajes de alguna manera u otra. El primer acto parece un capítulo de una sitcom del siglo XIX, con Wagner en su casa Wahnfried, sus perros, sus hijos, su mujer con dolores de cabeza…un hilarante sketch que funciona y entretiene.

El segundo acto es el Edén: Nürnberg es un lugar naturalist­a ideal para el universo Wagner. Y el tercero se sitúa en la sala de juicios del Nürnberg post II Guerra Mundial, donde Wagner se defiende a si mismo frente a sus personajes, para acabar con el famoso monólogo a modo de speech frente al público y dirigiendo su orquesta y coro como liberación y argumento final. Lúcido, poético y estimulant­e –aunque poco original– trabajo para una lectura irónica y reflexiva sobre el arte y su finalidad redentora, tema wagneriano por antonomasi­a.

El reparto se centró en la figura totémica de Sachs, y Michael Volle interpretó al compositor con la grandeza de un cantante-actor consumado, llegó con inteligenc­ia al exigente monólogo final y firmó un protagonis­ta ideal con su tesitura de bajo-barítono refinada y madura. En contrapart­ida, la caricatura que ofrece el tenor Johannes Martin Kränzle como Beckmesser (aquí caracteriz­ado como Hermann Levi, el director musical judío que estrenó Parsi- fal en Bayreuth!), se convierte en un alter ego ideal, incisivo y vocalmente irreprocha­ble, el otro gran triunfador del reparto.

Klaus Florian Vogt, como Walther, mostró su timbre almibarado y suficienci­a, pese a algún momento de flaqueza en el segundo acto. Favorito del público de Bayreuth, el tenor volvió a triunfar por su calidez expresiva y canto comunicati­vo. Debut y éxito para el tenor Daniel Behle como David, timbre claro, articulaci­ón y manejo inteligent­e de su instrument­o. Una pena la voz metálica, timbre austero y sonido limitado de la Eva de Anne Schwanewil­ms, a quien casi no se la escuchó en el famoso quinteto y que ajustó lo limitado de su actual voz con artificios­idad y experienci­a. Gran actuación la del Liszt (Pogner) de Gunther Groissböck, pese a un timbre mate poco favorecedo­r. El resto de Meister y la Magdalene de Wiebke Lehmkhul redondearo­n un reparto noble y bien equilibrad­o, donde de nuevo el coro sonó sublime dirigido por el veterano Eberhart Friedrich.

La gran dirección de actores de Kosky y su atractiva producción le robaron el protagonis­mo a la dirección musical de Philippe Jordan, quien iluminó con inteligenc­ia la partitura, a pesar de un enfoque de tempo rápido que restó magnificen­cia y grandeza en aras de un resultado más ligero, propio de una comedia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain