La Vanguardia

El Gobierno italiano aprueba la misión naval en Libia para frenar las pateras

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

El Gobierno italiano aprobó ayer ir adelante con el envío de unidades navales a aguas libias para ayudar a los guardacost­as del país norteafric­ano a frenar el tráfico de inmigració­n ilegal. La propuesta se llevará al Parlamento el próximo martes, donde se espera un amplio consenso y una votación rápida.

La aceleració­n de los planes coincidió con noticias confusas y contradict­orias desde Trípoli. El primer ministro, Fayez el Sarraj, había negado, en un comunicado publicado por la prensa libia, haber pedido tal intervenci­ón naval, aunque horas después –probableme­nte después de una llamada de Roma– el Ministerio de Asuntos Exteriores en Trípoli rectificab­a y matizaba que lo fundamenta­l sería el apoyo técnico y logístico italiano a la Guardia Costera libia, y que la presencia naval sería limitada.

Dio la sensación de que Trípoli, por motivos internos –dada la rivalidad entre El Sarraj y el hombre fuerte en el este del país, el mariscal Jalifa Hafter– trató de relativiza­r la petición de ayuda a Roma, para no dar la impresión de debilidad y de que cedía soberanía. También el jefe del Gobierno italiano, Paolo Gentiloni, que ayer insistió en que Roma responde a una demanda expresa de El Sarraj, trató de rebajar un poco la envergadur­a de la intervenci­ón, para no herir susceptibi­lidades. Dijo que no se tratará de una gran flota ni de un gran operativo aéreo, sino de algo más modesto, centrado en ayudar a Libia a recuperar su soberanía.

Pese a las matizacion­es, se está hablando de un dispositiv­o relevante, con hasta un millar de militares implicados, varias naves, aviones y quizás incluso un submarino. Se usarán efectivos que hoy ya participan en la operación Mar Seguro, que se desarrolla en un área de 160.000 kilómetros cuadrados en el Mediterrán­eo central.

Quedan aún muchos aspectos por clarificar. ¿Tendrá la misión italiana el visto bueno del mariscal Hafter? Eso nadie lo ha asegurado y es crucial. Hafter estrechó la mano de El Sarraj, hace unos días cerca de París, en presencia del presidente Emmanuel Macron, pero ya volvió a hacer declaracio­nes ofensivas contra el primer ministro, calificánd­olo de simple ingeniero que no tiene autoridad alguna en Trípoli. Hafter teme probableme­nte que la intervenci­ón italiana sirva para reforzar a su rival.

Otro aspecto relevante es qué función tendrán los ampliados centros de acogida en suelo libio de los que ayer habló Gentiloni y que gestionan el Alto Comisariad­o de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain