Tres detenidos en Francia sospechosos de provocar incendios
Dos adolescentes de 16 y 17 años, sospechosos de haber provocado el incendio de Carro (Bouches-du-Rhône), que destruyó 163 hectáreas antes de ser extinguido, y un hombre de 42 años acusado de “destrucción involuntaria de 100 hectáreas de bosques”, los tres bajo control judicial, declaraban ayer ante el juez en Aix-en-Provence. Son los únicos supuestos culpables del fuego que en cuatro días ha arrasado 7.200 hectáreas entre Provenza y Córcega, herido a 20 bomberos y obligado a evacuar a más de 10.000 personas.
Según el balance provisional del centro operativo de crisis, el sureste de Francia y Córcega fueron víctimas de incendios importantes que quemaron 7.208 hectáreas de vegetación. Si en localidades como Artigues informaban ayer que “el fuego está controlado, pero no extinguido”, gracias al despliegue de 480 bomberos apoyados por 150 vehículos y medios aéreos, en todo Provenza las autoridades recomendaban “la mayor prudencia”. Y el ministro del Interior anunciaba que “el riesgo de nuevos focos es muy alto”. Al mismo tiempo, la oposición desataba otro fuego, el de las críticas sobre las supuestas carencias en medios frente al peligro de todos los veranos.
Tampoco parece muy eficaz la búsqueda de culpables. Tal vez porque “entre la evacuación de habitantes y la reincidencia del fuego en algunos focos –explicó Mathieu Banquet, del Observatorio nacional de bosques– es difícil investigar”. De hecho, las únicas pruebas contra los dos adolescentes bajo control judicial son un mechero y cerillas hallados en sus mochilas.
En Bormes-les-Mimosas, entre tanto, la policía coleccionaba denuncias sobre vehículos sospechosos, pero carecían aún de “un veredicto definitivo
El ministro del Interior advierte que “el riesgo de nuevos focos es muy alto”
sobre el punto de partida del fuego”.
El vespertino Le Monde señalaba que “los medios para luchar contra el fuego están muy bien pero ¿qué hacer contra la negligencia del ciudadano?”. Ejemplo, el incendio que el 15 de julio hizo arder 800 hectáreas en Saint-Cannat (Bouches-du-Rhône) lo habría provocado una colilla arrojada desde un coche.