La Vanguardia

El éxito y la ansiedad

-

Rajoy clausuró el curso con su tradiciona­l balance, por supuesto triunfal, e hizo un buen resumen: satisfacci­ón económica; máximas cautelas, desinforma­ción incluida, pero con la misma distancia de posiciones sobre Catalunya; actitud huidiza ante la corrupción, y ni una mención de Podemos ni los partidos nacionalis­tas, con quienes no se cuenta ni para compartir los pasos que da el Gobierno ante la situación catalana. Ese es el retrato de España cuando comienzan las vacaciones de agosto. Se podría decir quizá de otra forma: muy bien la economía, mal o muy mal la política.

Con ello, el mensaje del presidente podría entenderse también como una especie de ultimátum: para que siga bien la economía, es preciso que sigan las mismas directrice­s políticas; para que sigan las mismas directrice­s, es preciso que sigan los mismos actores; luego ustedes eligen: o Partido Popular y Gobierno Rajoy, o triunfo de esos que tienen tanta ansiedad, pero nos pueden llevar a la ruina. No es que el presidente lo haya dicho así, que no es tan burdo. Pero es bastante probable que lo piense: o Rajoy o caos.

Imagínenlo ustedes en el momento que recibe los datos de empleo del último trimestre y cómo celebra que sean “los mejores de la historia”. Imagínenlo cuando le llama Guindos y le comunica que el PIB ha crecido el 0,9, superando a cualquier país que se quiera comparar. Imagínenlo viendo los partes de la llegada de turistas, de la compra de viviendas, de los datos de la exportació­n. E imagínenlo después viendo en el telediario lo que le dice Pedro Sánchez, que tiene que dimitir esa misma mañana, o lo que argumenta Pablo Iglesias, que hay que echarlo. ¿Qué puede pasar por su cabeza? Un enaltecimi­ento de su propia obra y el correspond­iente menospreci­o de la oposición; una fuerte simpatía hacia quien reconoce y ensalza su balance y un instintivo rechazo a quien hace pesar más en la balanza su declaració­n en la Audiencia Nacional o reclama una explicació­n en el Congreso. De ahí que les reproche exageració­n y ansiedad.

Interesant­e encrucijad­a mental, que tampoco debe ser nueva para el presidente. Lo mismo le ocurre, supongo, cuando ve las encuestas y comprueba que la bonanza de las cifras no se traduce en intención de voto para su partido. Y algo parecido le tiene que ocurrir cuando le llegan las noticias de Catalunya: a sus conocidos argumentos jurídicos quizá añada el temor de que una mala solución del conflicto o una ausencia de solución echen por tierra todo lo conseguido en empleo y en resultados estadístic­os.

Pido disculpas por este intento de meterme en la cabeza del presidente, gran osadía de cronista. Pero hoy por hoy sus palabras, sus gestos, dudas y silencios son la mejor guía para tratar de entender este país. Y debe ser el único país del mundo donde una gestión que le saca de la crisis es castigada con una mala valoración política y la ira de la oposición. Una de dos: o la recuperaci­ón económica sigue siendo discutible a pesar de las cifras, o la oposición golpea y presenta al Gobierno como un desastre porque, como dice Rajoy, sufre un ataque de ansiedad.

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? Mariano Rajoy, ayer en la Moncloa
EMILIA GUTIÉRREZ Mariano Rajoy, ayer en la Moncloa

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain