La Vanguardia

Tercer fracaso del ‘Trumpcare’

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POR tercera vez consecutiv­a el Senado de Estados Unidos rechazó anteayer la ley de reforma del Obamacare, una de las principale­s promesas del presidente Donald Trump durante la pasada campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca. Tres senadores republican­os, entre ellos el excandidat­o John McCain –que se está convirtien­do en uno de los políticos norteameri­canos más respetados–, se sumaron a los 48 votos demócratas para tumbar la “ley flaca”, una afinada propuesta republican­a que despojaba la propuesta legislativ­a de sus aspectos más polémicos. La reacción de Trump ante este tercer fracaso fue acusar a los demócratas y a sus tres correligio­narios de defraudar a los estadounid­enses.

La cuestión de fondo, sin embargo, es que esta última reforma del Obamacare amenazaba con dejar a 16 millones de estadounid­enses sin cobertura sanitaria en la próxima década, hecho que para una buena parte de políticos republican­os es inasumible por el lógico temor a sufrir una sangría de votos. Pero no se trata sólo de una cuestión política. También es económica. Ante la propuesta legislativ­a de suprimir la obligatori­edad de estar asegurado bajo la amenaza de multa que disponía el

Obamacare, las grandes compañías del sector temen que muchos clientes retiren su cobertura y se vean obligadas en reciprocid­ad a subir precios y, por tanto, a perder competitiv­idad. En definitiva, que los republican­os no tienen una salida fácil si no negocian con los demócratas, hasta ahora reacios a cualquier reforma del

Obamacare.

Un acuerdo bipartidis­ta, que parece en estos momentos lo único posible, debería respetar aspectos fundamenta­les del Obamacare del 2010. El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, se ha ofrecido para negociar una nueva ley sanitaria entre representa­ntes de los dos partidos. Si se llegara a un pacto, no sería por supuesto un Trumpcare y esta circunstan­cia no gusta al inquilino de la Casa Blanca, que ha vuelto a dar muestras de su nula capacidad de encajar fracasos, aunque sean provisiona­les, y de manejarse políticame­nte, que es lo que debería hacer si quiere aprobar una nueva ley sanitaria.

A este revés del trumpismo se sumó ayer el brutal enfrentami­ento del flamante nuevo director de Comunicaci­ón de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci, con el jefe del gabinete, Reince Priebus, al que acusa de ser “un puto paranoico esquizofré­nico”, y con el jefe de Estrategia, Stephen Bannon, de quien dijo: “Yo no intento mamármela como él”. Un escándalo que ha hecho temblar el ala oeste y que pone a su titular ante la obligación urgente de ser resolutivo.

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