Lecciones nucleares norcoreanas
Corea del Norte ha producido una serie de ojivas nucleares y está desarrollando misiles balísticos capaces de hacerlos llegar a todo el mundo. Muchos gobiernos están debatiendo cómo prevenir o frenar los nuevos avances en la capacidad nuclear de Corea del Norte y qué debe hacerse si fracasan.
Son preguntas obviamente importantes, pero no son las únicas. También es importante entender cómo Corea del Norte ha logrado avanzar en sus programas nucleares y de misiles en la medida en que lo ha hecho, a pesar de décadas de esfuerzos internacionales. Puede ser demasiado tarde para afectar decisivamente la trayectoria de Corea del Norte, pero no es demasiado tarde para aprender de la experiencia. Lo que sigue son diez lecciones que ignoramos a nuestro propio riesgo.
Primero. Un gobierno que posee conocimientos científicos básicos y capacidad de fabricación moderna, y está decidido a desarrollar una serie de armas nucleares rudimentarias, lo más probable es que tenga éxito, tarde o temprano.
Segundo. La ayuda desde el exterior puede ser desalentada y limitada, pero no cerrada. Los mercados negros existen cada vez que se puede obtener un beneficio. Algunos gobiernos facilitarán estos mercados, pese a estar prohibido.
Tercero. Hay límites a lo que se puede esperar de las sanciones económicas. La historia sugiere que los gobiernos están dispuestos a pagar un precio significativo si alcanzan un papel suficientemente alto por tener armas nucleares. También hay pruebas de que algunas o todas las sanciones desaparecerán en el futuro, ya que otros gobiernos aceptan la realidad del estado nuclear de un país y se centran en otros objetivos. Eso pasó con India.
Cuarto. Los gobiernos no siempre están dispuestos a poner las consideraciones globales (la oposición a la proliferación nuclear) por delante de lo que creen sus intereses estratégicos inmediatos. China se opone a la proliferación, pero no tanto como quiere mantener una península coreana dividida y asegurar que Corea del Norte siga siendo un Estado de amortiguamiento estable en sus fronteras. Esto limita cualquier presión que China esté dispuesta a imponer a Corea del Norte. EE.UU. se opuso al desarrollo de armas nucleares de Pakistán, pero fue lento para actuar por su deseo en los años ochenta del apoyo paquistaní en la lucha contra la ocupación de Afganistán por la URSS.
Quinto. Hoy se considera que las armas nucleares tienen valor. Este cálculo se basa en la seguridad más que en el prestigio. Hace décadas, Israel hizo tal cálculo ante las amenazas árabes de eliminar el Estado judío. Más recientemente, Ucrania, Libia e Irak abandonaron sus programas de armas nucleares voluntariamente o bajo presión. Luego, Ucrania fue invadida por Rusia, Irak por EE.UU., y Libia por EE.UU. y varios de sus socios europeos. Corea del Norte ha evitado ese destino, y la tercera generación de la familia Kim gobierna con puño de hierro.
Sexto. El tratado de No Proliferación de 1970 es inadecuado. Es un acuerdo voluntario. Los países no están obligados a firmarlo y pueden retirarse de él, sin penalización, si cambian de opinión. Las inspecciones destinadas a confirmar el cumplimiento se llevan a cabo principalmente sobre la base de la información proporcionada por los gobiernos anfitriones, que se sabe que no revelan todo.
Séptimo. Los nuevos esfuerzos diplomáticos, como la reciente prohibición de todas las armas nucleares votada por la Asamblea General de la ONU, no tendrán efecto discernible.
Octavo. Existe una importante brecha en el sistema internacional. Hay una clara norma contra la propagación de las armas nucleares, pero no hay consenso o tratado sobre lo que debe hacerse una vez que un país desarrolle o adquiera armas nucleares.
Noveno. Las alternativas para tratar la proliferación nuclear no mejoran con el paso del tiempo. A principios de la década de 1990, EE.UU. consideró el uso de la fuerza militar para cortar el programa de Corea del Norte, pero se detuvo por temor a desencadenar una segunda guerra de Corea. Ese sigue siendo el caso hoy, cuando cualquier fuerza usada tendría que ser mucho mayor en su alcance e incierta en su éxito.
Décimo. No todos los problemas pueden resolverse. Algunos sólo se pueden gestionar. Es demasiado pronto, por ejemplo, para concluir que Irán no desarrollará un día armas nucleares. El acuerdo del 2015 retrasó ese riesgo, pero de ninguna manera lo eliminó. Queda por ver qué se puede hacer con Corea del Norte. La gestión de estos desafíos puede no ser satisfactoria, pero a menudo es lo máximo que se puede esperar.
La comunidad internacional debe aprender de la experiencia de no haber sabido frenar el programa atómico norcoreano