Podemos desluce el pacto contra la Violencia de Género con su abstención
Las comunidades y ayuntamientos recibirán 600 millones y el Gobierno, 400
Lo repitieron una y otra vez los diputados de un signo y de otro: paso de gigante, momento histórico, hito, avance sin precedentes en la lucha contra el machismo...Incluso las representantes de Podemos hablaron en esos términos reconociendo haber aprendido mucho durante las largas y duras sesiones en las que hubo lágrimas al escuchar relatos desgarradores de víctimas, mucha tensión y mucho diálogo para conseguir alcanzar ese pacto de Estado contra la Violencia de Género, las 212 medidas que lo conforman y los mil millones de euros de presupuesto en cinco años (100 para los ayuntamientos, 500 para las comunidades y 400 para el Gobierno central).
Pero, pese a todo ello, la formación que lidera Pablo Iglesias decidió abstenerse y no votar a favor, en contra de lo que hizo el lunes en la subcomisión creada ex profeso para alcanzar el pacto. Tampoco se abstuvo en el Senado, donde ayer también se aprobó el pacto y donde el partido morado dio su ok al texto.
¿Qué ha pasado? Según dijo la diputada Ángeles Rodríguez, el acuerdo tenía un enfoque equivocado, poco feminista, las medidas incluidas no tienen las garantías suficientes para ser ejecutadas (sin plazos, una financiación que no establece qué partidas va a cada medida...), una protección desigual para las víctimas (“generando víctimas de primera y víctimas de segunda”, dijo) y, lo más importante, el pacto no contempla todas las violencias hacia a la mujer. Recordó en este sentido que las jóvenes violadas en los sanfermines no iban a tener el mismo reconocimiento que las víctimas de violencia de género, pese a que son agredidas por el mero hecho de ser mujeres.
Unos argumentos que también se escucharon por parte de otros grupos, como el PSOE, ERC o Compromís. Pero estos partidos entendieron, según indicaron, que el pacto alcanzado es un primer paso necesario para luchar contra la violencia machista, un avance al que no podían renunciar. Al fin y al cabo, tal y como explicó la presidenta de la comisión, el pacto es fruto del diálogo entre todos los partidos: “Quizá no es el pacto que todos, de manera individual, hubieran querido, pero es el pacto del diálogo”.
Al margen de las posiciones políticas, la realidad es que el pacto de Estado sigue adelante. El pleno del Congreso deberá dar el sí definitivo en septiembre a esos dos centenares de medidas que, más allá de las concreciones, muestran la unidad política para luchar contra una lacra que ha acabado con la vida de más de un millar de mujeres y niños en los últimos 15 años.
Cuando se apruebe definitivamente, el Gobierno contará con dos meses para llegar a acuerdos con las comunidades y especialmente con los ayuntamientos (que recuperan las competencias en violencia de género) para perfilar las medidas que les atañen. Asimismo, tendrá seis meses para presentar las muchas reformas legislativas que el pacto lleva aparejadas. Una comisión vigilará estrechamente que el pacto se desarrolle y que no quede en un mero acuerdo de intenciones.
La diputada socialista Ángeles Álvarez, que recibió el reconocimiento del resto de diputados por su empeño en este pacto, fue crítica (“hubiera querido más), pero reconoce que el acuerdo es un documento base para seguir luchando contra la violencia machista. Álvarez cree que con este pacto se consigue retomar el impulso en la lucha contra la violencia contra la mujer, y destacó que supone un avance. No hay que olvidar, indicó, de dónde venimos: en 1981 el hombre tenía en exclusiva la patria potestad y si decidía dar en adopción a sus hijos, la mujer no podía hacer nada.
La diputada socialista hizo un especial llamamiento al Gobierno para que evite creer que con la firma del pacto “todo está hecho”. Ahora empieza el camino, especialmente el que hay que llevar a cabo para transformar la sociedad. Y en eso, indicó, tiene que ver mucho la educación. En este punto Álvarez considera imprescindible alcanzar un pacto por la educación que modifique la actual ley –la Lomce impulsada por José Ignacio Wert cuando era ministro de Educación– porque con esa norma, señaló, poco se podrá hacer a favor de la igualdad.
El partido morado, que el lunes dio el visto bueno al texto, votó a favor ayer en el Senado