Toque de color para el Eixample
A punto de finalizar la restauración de las pinturas de las singulares Cases Cerdà
Es un mundo!” gritó Elena Moral, al ver pigmento azul en lo que parecía ser una incisión redonda en el estuco. “¡Y no cualquier mundo, es el planeta Tierra!”. Elena, junto con su compañera Cristina Macho, ambas restauradoras, no dieron crédito aquella tarde de julio. Se encontraban restaurando una de las cuatro Cases Cerdà en el 2015, concretamente la que se ubica en el número 340 de la calle Consell de Cent.
El edificio está catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) por ser una de las primeras viviendas plurifamiliares del Eixample de Barcelona. Su promotor, Josep Cerdà, que nada tiene que ver con el Ildefons Cerdà del sonado plan urbanístico, compró el solar con expectativas de negocio. Siguiendo los parámetros del Plan Cerdà, encargó la obra al mismo maestro de la casa Tarragó: Valls i Galí. Sin embargo, dentro de los requisitos establecidos para las viviendas de los chaflanes, no estaba, en ningún caso, la decoración de las fachadas. Moral da una explicación a esta distinción alegando que le daban un toque interesante. “El Eixample estaba en construcción y lo que había alrededor eran caminos de campo y tierra. Con los frescos se pretendía dar identidad al edificio y así atraer inquilinos”.
Las tres caras del edificio estaban cubiertas con unos murales posteriores hechos en 1986, agrietados y con humedades en algunos puntos. La necesidad de una reforma era evidente, así que las dos restauradoras, junto con los arquitectos Mar García y Santi Gasull, directores técnicos de la intervención, y la constructora Prosiere Ibérica se pusieron –nunca mejor dicho– manos a la obra. La sorpresa vino cuando empezaron a decapar la superficie y encontraron, debajo de todo, el estuco primitivo con claras incisiones y pigmentos originales. “Es el estuco que pintaron al fresco en 1863. Lo que hemos hecho es seguir meticulosamente las incisiones y basarnos en la fotografía que tenemos de la época”, apunta Macho.
Después de dos años trabajando meticulosamente, cuidando cada pincelada de pintura mineral, estudiando cada perspectiva y movimiento, los andamios de la fachada serán desmontados en octubre .
En agosto se trabajará en las figuras de la primera planta para, en octubre, tener toda la fachada ya acabada