Encuentro de campeonas
El equipo de hockey que ganó el oro en Barcelona se reunió por primera vez al completo 25 años después
Las chicas de Brasa, el terror de Terrassa”. La pancarta que acompañó en el Olímpic de Terrassa al equipo femenino español de hockey durante su sorprendente participación en los Juegos fue lo único que faltó el pasado junio en el retorno de las Chicas de Oro –bautizadas así antes de la corrección de género– al lugar del crimen, al escenario donde consiguieron el oro más inesperado y mejor trabajado de la delegación española en los Juegos de Barcelona. Era la primera vez que el equipo volvía a reunirse al completo tras su gesta, incluido el equipo técnico que volvía a encabezar José Manuel Brasa. Y lo hacía en Terrassa gracias a la iniciativa del colectivo Hockey per Terrassa, que agrupa a los cuatro clubs del municipio y al Ayuntamiento.
“Nos habíamos ido encontrando de forma puntual, pero nunca todas –recuerda Eli Maragall, la autora del legendario gol que dio la victoria a España en una disputada final ante Alemania ya en la prórroga–. Y lo mejor es que ha sido en Terrassa y en el mismo escenario donde hicimos historia”. Los organizadores habían previsto que el equipo volviese al hotel Don Cándido, donde estuvo concentrado tanto en la competición como en los meses de preparación previos. Aunque el retorno al Olímpic fue casual, una idea sobre la marcha del presidente de Hockey per Terrassa, Quico Salvatella.
“Acudimos a la instalación de las placas de los olímpicos locales en las instalaciones y casualmente se disputaba un partido de fútbol –explica el propio Salvatella–. Les propuse de entrar y estuvieron encantadas. La mayoría no había vuelto allí desde aquella final”. No fue la única sorpresa de las recordadas campeonas olímpicas, ya que el Consistorio aún conserva en el actual estadio de fútbol el podio olímpico, que unos operarios no dudaron en sacar para que el equipo volviese a subir a lo más alto. Allí pudieron volver a posar con las medallas que muchas de ellas llevaron a la cita y con un ramo idéntico al que les regalaron en el 92, cortesía del Gremi de Floristes de la ciudad.
El encuentro tuvo más de divertido que de emotivo, con más sonrisas que lágrimas. Quizá porque las integrantes de este inesperado grupo ganador ya lloraron demasiado en lo que fue un duro camino al éxito. “Les dije si se conformaban con participar en la inauguración de los Juegos, si querían luchar por la quinta plaza o si estaban dispuestas a llegar a las semifinales y a partir de ahí lo que surgiese, que en función de eso planificaríamos los entrenamientos, y ellas dijeron que estaban dispuestas a todo –recuerda Brasa–. Así que les pedí un gran sacrificio y les advertí de unos entrenamiento inhumanos, pero no se echaron atrás”.
Con la plena convicción del equipo, el técnico supo construir un equipo ganador con jugadoras que apenas se habían formado en ese deporte y convenció a la Federación Española de que el dinero que iba a destinar íntegramente al equipo masculino fuese para el femenino. Lo consiguió y sus jugadoras se tiraron un mes en Cuba y seis concentradas en Terrassa, con entrenamientos diarios. Todas tuvieron que renunciar o a sus estudios o a su trabajo.
Les construyeron sticks a medida y adaptados tanto a su altura como a su fuerza, lo que supuso toda una revolución en el hockey español. Aunque para Brasa, la clave de la victoria estuvo en la convicción que consiguió el equipo después de ganar durante su preparación a todos los rivales con los que podría encontrarse. Conseguir disputar todos estos amistosos, algunos fuera de España, fue una trabajo logístico arduo en el que la Federación, con Leandre Negre al frente, supo estar a la altura.
Tras todos esos meses de entrenamiento, el equipo saltaba al Olímpic como Pedro por su casa. Y el público, que siempre completó una buena entrada, también ayudó. A la final acudió la familia real al completo, además del alcalde barcelonés, Pasqual Maragall, tío de la Rateta Eli. “Hasta ese día la prensa no nos hizo mucho caso”, recuerdan las jugadoras y el técnico.
La insostenibilidad del modelo en un deporte que no llegaba a las 500 licencias femeninas y la falta de recursos hizo que el éxito no tuviese continuidad. A ello se sumó la marcha de Negre y los desencuentros de Brasa con la Federación. Y el éxito se esfumó con la misma sorpresa con la que llegó. Aunque la gesta de las Chicas de Oro permanece.
ELI MARAGALL “Nos habíamos ido viendo, pero no todas, y hasta ahora no habíamos regresado al Olímpic” JOSÉ MANUEL BRASA “Dijeron estar dispuestas a todo, aunque les advertí de unos entrenamientos inhumanos”