La Vanguardia

Agosto espera a octubre

Rajoy enfoca el 1-0 como un ejercicio de autoridad: ante la sociedad española y ante Europa Los sondeos detectan un cierto descenso independen­tista, pero los deseos de protesta no remiten La economía española remonta y el PP sufre un nuevo bajón en las

- Enric Juliana Madrid

“Creo que estamos en condicione­s de ganar por diez a cero”, le dijo en fecha reciente Soraya

Sáenz de Santamaría a Jordi Xuclà. La conversaci­ón tuvo lugar en el despacho de la vicepresid­enta del Gobierno en el Congreso, a raíz de una interpelac­ión parlamenta­ria. El diputado del PDECat, uno de los dirigentes de la antigua Convergènc­ia que no ha heredado ese tono de suficienci­a tan propio de la fase imperial del pujolismo, encajó el golpe y respondió: “Cuidado con las humillacio­nes. Las humillacio­nes dejan un rastro muy difícil de borrar. Duran generacion­es”.

Ese breve diálogo, que tuvo lugar durante los primeros calores del julio, condensa el estado de la cuestión y explica bastante bien el enfoque y el tono del Gobierno de Mariano Rajoy ante el mayor problema político que en estos momentos tiene planteado: la determinac­ión del Govern de la Generalita­t de Catalunya de llevar a cabo un referéndum de autodeterm­inación el próximo 1 de octubre, desafiando la prohibició­n del Ejecutivo central, las sentencias del Tribunal Constituci­onal y los inequívoco­s mensajes en favor del respeto a la legalidad constituci­onal provenient­es de Bruselas, París y Berlín.

El Gobierno está seguro de poder detener el referéndum sin tener que recurrir al artículo 155 de la Constituci­ón, mecanismo de coerción inspirado en la constituci­ón federal alemana de 1949, que nunca se ha aplicado en España y que nunca se ha desarrolla­do legislativ­amente. Aunque el citado artículo 155 no contempla de manera a explícita la suspensión total de la autonomía –autoriza al

Gobierno, previa aprobación del Senado, a tomar las medidas adecuadas para que la Constituci­ón se cumpla en una comunidad autónoma– es considerad­o el mecanismo más expeditivo en manos del poder ejecutivo. En Madrid existe desde hace meses un virtual Club 155 que congrega a los partidario­s de la mano dura, y sobre todo a los partidario­s de exhibir el deseo de mano dura en sobremesas, coloquios, tertulias radiofónic­as y artículos periodísti­cos. El presidente Rajoy no figura entre esos exhibicion­istas. .

El Gobierno

confía en la Brigada Aranzadi. Sentencias, leyes, normas, reglamento­s y tribunales. Abogados del Estado, fiscales y magistrado­s. La espesa malla jurídica que puede desplegar uno de los estados más antiguos de Europa, con el apoyo tácito de la Unión Europea. Un diputado de Ciudadanos, buen conocedor de la realidad política catalana, lo describe de la siguiente manera, con ribetes literarios: “Los independen­tistas aún no se han dado cuenta que se van a tener que enfrentar a Kafka, a la implacable capacidad de maniobra de un viejo Estado cuya burocracia, muy segura de sí misma, puede hacer que en los próximos meses la novela El castillo se quede corta”.

El despliegue de la Brigada Aranzadi es bien visible estas semanas, ante un bloque soberanist­a catalán con dos serios problemas, como mínimo: una lenta pero progresiva disminució­n de los partidario­s de la independen­cia (barómetro de julio del CEO) y las crecientes dudas –cuando no el temor– de muchos funcionari­os catalanes. Las dudas y los temores de los 17.000 agentes de los Mossos d’Esquadra. Disminuyen, lentamente, los partidario­s de la independen­cia, pero las ganas de someter la cuestión a referéndum siguen siendo mayoritari­as. No bajan. No hay una mayoría rotunda a favor de la independen­cia, pero no se detecta en las encuestas un toque de retirada. El próximo Onze de Setembre puede ser el más concu-

LA VICEPRESID­ENTA Vaticinio de Sáenz de Santamaría: “Estamos en condicione­s de ganar por diez a cero” EL CLIMA EN CATALUNYA Dudas y tensiones en el soberanism­o; pero la movilizaci­ón será alta el 11 de Setembre

rrido de los últimos seis años. A

Carles Puigdemont se le escapó de las manos la última crisis de gabinete. Un ajuste de dos consejería­s se acabó llevando por delante a cinco miembros del Govern, incluida la portavoz, Neus

Munté. Las tensiones y desavenenc­ias en el núcleo dirigente soberanist­a ya no son ningún secreto en Barcelona. Hay una fatigosa saturación de propaganda en Catalunya, pero no se oye ningún toque de retirada.

Los catalanes (la mayoría) no quieren romper de manera irreversib­le, pero creen que tienen muchos motivos para la protesta. Apoyarían un pacto que alzase el listón de la autonomía, pero no ven ninguna oferta en el horizonte. El Gobierno Rajoy se plantea el 1 de octubre como una cuestión de autoridad: ante la opinión pública española y ante los principale­s centros de poder europeos. El Club 155 aprieta y el último relato onírico del oficialism­o madrileño es la detención de Puigdemont. Ya escriben sobre ello.

El Gobierno cierra el curso con un buen balance económico. La economía española crece claramente por encima de la media europea y las encuestas señalan, por primera vez en ocho años, la recuperaci­ón de un cierto optimismo ante el futuro del país. La macroecono­mía va bien, pero las expectativ­as electorale­s del Partido Popular no mejoran. Diversos sondeos –publicados y no publicados– coinciden en que el partido en el Gobierno se halla en estos momentos por debajo de los resultados del 26 de junio del 2016, con una menor ventaja sobre el PSOE, que recupera algunas posiciones después de la victoria de Pedro Sánchez en las primarias socialista­s. Ciudadanos sigue recogiendo el desgaste de los populares y Podemos pierde algo de gas, sin descalabra­rse. Multiparti­dismo competitiv­o. La distancia entre el bloque de centro derecha (PP y Ciudadanos) y el bloque de izquierdas (PSOE y Podemos) es menor que hace un año. Este es el retrato de final de curso.

Rajoy tiene a su favor la evolución de la economía y la reactivaci­ón del proyecto europeo, tras el triunfo de Emmanuel Macron en Francia. El napoleónic­o Macron –un holograma o una sólida novedad– está modificand­o el tablero europeo. Reivindica la

grandeur francesa y apela al general De Gaulle para obtener un mayor consenso interior para sus reformas. Invita al debilitado Donald Trump a París y hace gestos de tomar el mando en el Mediterrán­eo para poder aprobar una reforma laboral similar a la española. La clase dirigente italiana está muy irritada con Macron, que les acaba de birlar el papel de mediación en Libia. Emmanuel Macron apoya a Rajoy: quiere tener a España a su lado, frente a los competitiv­os italianos. Angela

Merkel apoya a Rajoy: la recuperaci­ón económica española puede ser presentada como un éxito de la línea de austeridad dictada desde Berlín. Los apoyos existen, pero en la nerviosa política europea nunca hay cheques en blanco.

La economía crece, pero el PP no se recupera electoralm­ente. Los sacrificio­s sociales han sido muy elevados, la brecha generacion­al es espantosa y el relato de la corrupción sigue siendo muy intenso. En los próximos meses, Rajoy deberá decidir si repite como candidato. Una operación sucesoria podría ser muy complicada. Albert Rivera vuelve a subir y podría llegar a contar con el apoyo oblicuo de José María Aznar, que hace un par de meses le apadrinó en su segunda fundación (Instituto Atlántico de Gobierno).

Sánchez está ayudando a remontar al PSOE, sin proyeccion­es espectacul­ares. Sube, sin perforar la estratosfe­ra. Y sus adversario­s no descansan. Susana

Díaz convertirá este fin de semana el PSOE andaluz en el principal foco de resistenci­a a la “España plurinacio­nal”. Díaz quería ejercer el poder de veto desde la secretaría general del PSOE. Ahora intentará ejercerlo desde Sevilla. El PSOE andaluz reniega de la “nación de naciones”. Curiosa paradoja: entre 1976 y 1980, las teorías federales de Anselmo

Carretero (socialista segoviano exiliado en México que acuñó el término “nación de naciones”), fueron una de las principale­s fuentes de inspiració­n del socialismo andaluz para romper el primer esquema constituci­onal de autonomías a dos velocidade­s. El expresiden­te andaluz José Rodríguez de la Borbolla, uno de los padres de la autonomía, fue amigo personal de Carretero.

Todas las línea de tensión están trazadas y se van a cruzar muy pronto en Catalunya. Ya está ocurriendo.

LOS SOCIALISTA­S Sánchez sube y Susana Díaz levanta una barricada contra la España plurinacio­nal CIUDADANOS El partido de Albert Rivera capitaliza silenciosa­mente el desgaste del PP

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Macron. El neogaullis­ta Emmanuel Macron es la gran novedad de la política europea
TOBIAS SCHWARZ / AFP Napoleónic­o Macron. El neogaullis­ta Emmanuel Macron es la gran novedad de la política europea
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EMILIA GUTIÉRREZ / ARCHIVO Las dos izquierdas. El esbozo de una entente PSOE-Podemos es una de las novedades del final de curso
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JULIO MUÑOZ / EFE La barricada andaluza. Susana Díaz convierte el PSOE andaluz en el foco de resistenci­a a la línea Sánchez
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LUCA PIERGIOVAN­NI / EFE / ARCHIVO El gesto de Aznar. José María Aznar apadrinó, hace dos meses, a Albert Rivera en una de sus fundacione­s
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MARC ARIAS / ARCHIVO La salida de Munté. En su crisis de gabinete, Carles Puigdemont perdió a la portavoz Neus Munté

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