¿Por qué el agua del mar es salada?
Para contestar a la pregunta que plantea la lectora, os propongo un pequeño experimento que quizás algunos de vosotros ya hayáis hecho. La idea es que cojáis agua de un río (o, si no tenéis ningún río cerca, el agua del grifo será también útil), llenéis un vaso (con medio dedo de agua es suficiente) y la dejéis evaporar. ¿Qué os queda en el fondo del vaso?
Esta fina capa que queda en el fondo son minerales que estaban disueltos en el agua. Gracias al calor producido por el sol, la superficie de los mares y los océanos se evapora constantemente. Durante la evaporación, igual que ha pasado en vuestro vaso, sólo se evapora el agua; y los minerales que tenía disueltos precipitan y se quedan en el mar. El agua evaporada forma nubes que más tarde, por enfriamiento de la atmósfera o bien por la presencia de montañas, precipitan en forma de lluvia, nieve o hielo.
El agua de lluvia tiene un pH más bien ácido. Eso hace que, cuando entra en contacto con las rocas y con la ayuda de la fuerza del río, las erosione y arrastre minerales hacia el mar. Una vez llegan al mar, algunos de estos minerales precipitan y sedimentan en el fondo, otros son aprovechados por organismos vivos y otros reaccionan entre ellos formando sal (cloruro de sodio), que se mantiene disuelta en el agua. De manera que, al haberse repetido este proceso durante millones de años, estas sales se han ido acumulando en los mares, hasta tener altas concentraciones que hacen que notemos el agua salada.
¿Y qué hace que un mar sea más salado que otro? La cantidad de agua que se evapora: cuanta más agua se evapora, más salada es el agua que queda al mar. Así que el agua de mar es salada principalmente por el ciclo del agua. Aunque hay otros fenómenos que también pueden aportar minerales a los océanos, como las erupciones volcánicas o las chimeneas hidrotermales, entre otros.