Tiempo para vacaciones auténticas
Pronto estaremos en el pico más alto del verano, en agosto, cuando la mayoría disfruta de algunas semanas o unos pocos días de vacaciones. Se vacían las grandes ciudades y se rellenan con visitantes. Los escolares ya hace semanas que han empezado el tiempo de ocio, con colonias y campamentos de verano, pero ahora vienen días en que podrán estar más tiempo con los padres y las familias y muchos reencontrarán sus orígenes. Las familias y los amigos nos veremos más y nos acercaremos de nuevo, tanto si nos marchamos fuera como si no. Somos felices de revivir amistades trabadas desde la infancia. El verano acerca a las personas. También conviene tener presentes a los que, estando cerca de nosotros, no pueden disfrutar de vacaciones, bien por exigencias del trabajo, porque no pueden afrontar más gastos, porque están enfermos o tienen que cuidar a alguna persona mayor o algún niño pequeño.
Estamos llamados a dar sentido a todo lo que vivimos. No hay tiempo vacío o sin sentido para el que ama Y los cristianos nunca podemos dejar de ser sal y luz; tampoco durante las vacaciones. Es así como el tiempo libre puede ser un tiempo –aunque sea breve– para reponernos, para ordenarnos de nuevo, para disfrutar de conocimientos y de lugares, tiempo para descansar, rogar y leer un poco más, y para acercarnos a la maravilla de la naturaleza, sin prisas, admirándola.
Y sobre todo las vacaciones podrían ser un tiempo para acercarse más a Dios y a nuestras familias; días para renovarnos y días para volver a encontrar nuestros orígenes y redescubrir nuestra profunda vocación de amar y ser amados; días para ir más a fondo en la autenticidad.
¿Nos puede ayudar este decálogo de las vacaciones?:
1. En las vacaciones, me propongo disfrutar más viviendo que haciendo muchas cosas.
2. Descansar ahora, para poder servir mejor después. Hay que saber trabajar pero también hay que saber descansar, detenerse, reflexionar.
3. No perder la paz preocupándome y angustiándome por cosas que todavía no han pasado, que no tienen solución o simplemente me dan miedo.
4. Cada día hay que abrir una ventana a la esperanza y a la alegría.
5. Dedicar mucho tiempo a aquello que realmente valga la pena.
6. Seré feliz valorando las cosas sencillas de cada día y la compañía de los que me rodean.
7. Reservar tiempo a escuchar o simplemente a estar con aquellos a los que amo y que me aman.
8. Contemplar con admiración las maravillas que comporta la vida, la naturaleza, las relaciones de amistad.
9. Al abrir los ojos saber dar gracias al Creador y cuando llegue la noche cerrar el día en la reconciliación y la paz con Dios, conmigo mismo y con todo el mundo.
10. Y aprender a dormirnos confiando en Dios, abandonado a su amor providente, que nunca nos abandona, más inmenso que todo lo que podríamos imaginar.
Vacaciones que no sea cansarse todavía más o atarse todavía más...
Vacatio, en lengua latina, tiene que ver con libertad, liberación, exención... Dediquemos tiempo y pongamos interés en reconducir el ritmo y así nuestro vivir cotidiano se beneficiará.
Las vacaciones podrían ser un tiempo para acercarse más a Dios y a nuestras familias; días para renovarnos