Corea, capaz de alcanzar Nueva York con un misil
Corea del Norte lanza con éxito su proyectil más poderoso
Seúl y Washington elevan el tono y estudian duplicar la capacidad ofensiva de Corea del Sur
Seúl y Washington acordaron ayer mejorar la capacidad del arsenal surcoreano en lo que pretende ser una respuesta más contundente ante el nuevo desafío de Corea del Norte. Horas antes Pyongyang había lanzado con éxito por primera vez un proyectil intercontinental con un radio que podría alcanzar la costa este estadounidense e impactar en Nueva York.
El ejército norcoreano lanzó su proyectil en la provincia de Chagang (fronteriza con China) pero desde una lanzadera móvil, lo que permitía disparar desde cualquier otro punto del país. La televisión norcoreana mostró imágenes del lanzamiento y del presidente Kim Jong Un presenciándolo. En un comunicado, se anunciaba el éxito del ensayo –el segundo de un intercontinental tras el disparado el 4 de julio–, y en el que Kim se ufanaban de su nuevo poder.
“Hemos demostrado que podemos disparar misiles intercontinentales en cualquier momento y lugar, y que todo el territorio de Estados Unidos está en nuestro alcance”, aseguraba el presidente norcoreano.
El proyectil, llamado Hwansong 14, voló hasta prácticamente los mil kilómetros y alcanzó una altitud máxima de 3.725 kilómetros, mil más que en el anterior ensayo. Expertos surcoreanos confirmaron que efectivamente podría llegar a la costa este norteamericana e incluso algunos estimaron que el radio de acción superaría los 10.000 kilómetros. Lanzado desde un punto al noreste del país le permitiría alcanzar también el Medio Oeste e incluso Nueva York.
Sin embargo, los analistas dudan de que Corea del Norte pueda equipar aún cabezas nucleares en los misiles o lograr que éstos efectúen correctamente el descenso, indispensable para golpear con precisión un objetivo.
Con todo, Seúl y Washington se tomaron muy en serio la insistencia de Kim Jong Un en su desafío, que además torpedea la propuesta de diálogo que Seúl le había hecho la semana pasada. Aprovechando las maniobras conjuntas que Estados Unidos y Corea del Sur realizan, ambos ejércitos se comprometieron a revisar el acuerdo bilateral, firmado originalmente en 1979, que limita el poderío y alcance de los misiles balísticos surcoreanos. El nuevo pacto permitiría incrementar la carga explosiva, que es ahora de 500 kilos a una tonelada y duplicar el poder destructivo de sus misiles.
En un comunicado conjunto, más duro de lo habitual, Washington y Seúl señalaban que el objetivo de sus maniobras era “golpear con precisión al liderazgo enemigo”, un enunciado que busca enfurecer al régimen norcoreano, que, ante el exacerbado culto que predica entorno a la figura de Kim Jong Un, considera esas amenazas directas como una gran ofensa.
El presidente surcoreano, Moon Jae In, pidió además desplegar de manera provisional en su territorio baterías adicionales del polémico escudo estadounidense antimisiles THAAD, pese a que su Gobierno aún debe realizar un estudio de impacto medioambiental para evaluar si lo mantiene instalado.
China, por contra, fue más tibio en su crítica. El portavoz del Ministerio de Exteriores se limitó a pedir a Pyongyang que respete “las resoluciones pertinentes” del Consejo de Seguridad de la ONU y detenga cualquier medida que pueda aumentar la tensión en la zona.