La Vanguardia

Una muerte sospechosa

- ADOLFO S. RUIZ

La policía no cierra la investigac­ión de la muerte de la pequeña Lucía en Málaga.

No todo está claro en el caso de la muerte de la pequeña Lucía, la niña que se perdió en Pizarra (Málaga) mientras su familia cenaba en un restaurant­e de la estación de trenes. La principal hipótesis sigue siendo la muerte accidental, pero los investigad­ores no descartan nada. Miembros de la Guardia Civil llevan días peinando las localidade­s de Pizarra y Álora. Los funcionari­os preguntan a los vecinos, visionan las cintas de las cámaras de seguridad y recorren una y otra vez el tramo ferroviari­o de tres kilómetros que separa el lugar de la desaparici­ón de donde fue localizada el cuerpo de la niña.

La autopsia confirmó que Lucía murió de un fuerte golpe en la cabeza, pero de momento no se ha podido determinar la hora del fallecimie­nto. Tejido de la niña ha sido enviado a un laboratori­o de Sevilla para intentar precisar el momento exacto del óbito, un aspecto esencial para corroborar la tesis del accidente o, por el contrario, abrir nuevas posibilida­des. Si la muerte tuvo lugar a primeras horas de la mañana, se confirmarí­a al cien por cien la tesis del accidente.

Familiares y vecinos de Lucía, todavía impresiona­dos por lo sucedido, reiteran su convicción de que una niña de tan corta edad no pudo caminar más de tres kilómetros, sola y en la oscuridad, por un terreno que es de difícil acceso incluso para las personas mayores. Uno de los tíos de Lucía mantiene su convicción de que la niña fue cogida por alguien.

De momento, la principal hipótesis es que la niña se despistó y echó a andar hasta que vencida por el sueño se acurrucó en las vías donde fue golpeada por el primer tren de la mañana que hace el trayecto entre Málaga y Álora. La unidad ferroviari­a ha sido aislada para que los agentes de la Guardia Civil puedan estudiarla con detenimien­to.

Los investigad­ores son consciente­s también de que el lugar en el que apareció el cuerpo, cerca de las vías del tren, es precisamen­te el único punto donde existe un fácil acceso desde la carretera que corre paralela a la vía férrea. Sin embargo, no han encontrado en la zona huellas de zapatos o de neumáticos que pudieran revelar la presencia de un ser humano. Tampoco indicios de que el cuerpo hubiera sido manipulado.

Los vecinos que participar­on en la búsqueda tampoco entienden cómo no la encontrara­n pese a los esfuerzos realizados. Unas dudas que alimentan las especulaci­ones sobre un traslado posterior del cuerpo. Otros, sin embargo, admiten su error en la búsqueda. No llegaron hasta donde se encontraba la niña, porque no imaginaron que pudiera ir tan lejos.

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