RIP por la criogénesis
Hace unos días en Suiza hallaron a una pareja en un glaciar. Todos los medios se hicieron eco de los detalles. La pareja en cuestión (Marcelin y Francine, un zapatero y una maestra) cayeron por una grieta de hielo hace setenta y cinco años, el 15 de agosto de 1942. Ha sido preciso que el glaciar se retirara durante décadas para que sus cuerpos saliesen a la luz, en perfecto estado de conservación. La pequeña de sus siete hijos, Marceline, que entonces tenía 4 años y ahora 79, declaró al diario Le
Matin que por fin los podrán enterrar y que eso le daba una gran paz interior. Entre los detalles que han trascendido destacan los complementos conservados: la ropa de época, las botas de montaña con tacos de goma, las dos mochilas, una botella sin etiqueta y un libro. Lo he buscado por todas partes y en ningún lugar he sabido hallar qué libro era, pero sería la bomba que la maestra llevase en la mochila una
Washington Irving inauguró con ‘Rip van Winkle’ una explotación de la discontinuidad temporal muy imitada
traducción al francés del relato Rip van
Winkle de Washington Irving, publicado en 1819.
Irving detuvo el tiempo con un recurso infantil, durmiendo. Van Winkle es un holandés jovial que vive feliz al pie de las Catskill Mountains, al norte de Nueva York, saca a pasear al perro y topa con un grup de neerlandeses vestidos con ropa antigua, com si fuesen colonos. Se añade a la fiesta y bebe hasta que se duerme. Su sueño se alarga tantos años que cuando vuelve a la villa aún se cree súbdito del rey Jorge III, ajeno al hecho que Estados Unidos se ha independizado y el único Jorge que cuenta es el presidente George Washington. En el relato, van Winkle pasa por todo tipo de vicisitudes hasta que una anciana le reconoce. Irving inauguró una explotación de la discontinuidad temporal que ha sido muy imitada, en ocasiones cambiando a Morfeo por otros inhibidores de la conciencia. Por ejemplo, una fervorosa comunista alemana que supera un largo estado de coma al poco de la caída del muro de Berlín protagoniza la hilarante película de Wolfgang Becker Good bye Lenin (2003). El aislamiento, antes de internet, tenía más caras. En los noventa un anuncio de coches presentaba un anciano español con pinta de no haber salido nunca de su pueblo. El hombre preguntaba a los propietarios de un 4x4: “¿Y Franco qué dice de esto?”. Un anuncio que en aquellos momentos partía de la feliz premisa de que el franquismo estaba superadísimo y, en cambio, hoy no haría ni pizca de gracia. A mí, el hallazgo de la pareja de suizos congelados me destroza un mito de infancia: la criogénesis de Walt Disney. Porque a ver, si encuentran a este par de pobres suizos que murieron en 1942 jóvenes y saludables “en perfecto estado de conservación” y, sin embargo, sólo pueden enterrarlos, ¿a qué venía congelar a un hombre de sesenta y cinco años como Walt Disney en 1966?