La Vanguardia

Magnanimid­ad limitada

- ADOLFO S. RUIZ

Con motivo de la tradiciona­l fiesta del Trono, Mohamed VI ha decidido perdonar a 40 de los detenidos durante los incidentes de los pasados meses en el Rif, pero a ninguno de sus principale­s líderes.

La decepción y la rabia vuelven a extenderse por el Rif. Con motivo de la tradiciona­l fiesta del Trono, Mohamed VI ha decidido perdonar a 40 de los detenidos durante los incidentes de los pasados meses en la región, pero no lo ha hecho con ninguno de sus principale­s líderes. Los representa­ntes del Movimiento de Contestaci­ón del Rif (Hirak) que aún siguen en libertad han anunciado que se retomarán y endurecerá­n las protestas en los próximos días.

Todos los ojos del país estaban puestos en la concesión de la gracia, que al final alcanzó a unos 1.175 presos. En las semanas anteriores se esperaba que entre los perdonados se encontrara­n todos los rifeños encausados, 176 que oficialmen­te están en las cárceles y otros 63 contra los que se ha abierto procedimie­nto judicial. Habían protagoniz­ado gestos de buena voluntad, como la suspensión de su huelga de hambre.

Ahora se da por seguro que los líderes encarcelad­os, entre ellos Nasser Zefzafi, reanudarán la huelga hasta las últimas consecuenc­ias, incluida la muerte, lo que extendería un incendio de graves proporcion­es. El rey sólo ha concedido el perdón a la joven cantante Sylia Ziani, cuyo encarcelam­iento había provocado una ola de solidarida­d nacional e internacio­nal.

“La decisión de perdonar a los líderes de Hirak hubiera supuesto una salida inteligent­e. Tras la exigencia del rey a sus ministros para que impulsen medidas de desarrollo en la zona, la concesión habría demostrado que las intencione­s eran sinceras. Todo se ha venido abajo”, señala Mohamed Ziane, miembro del equipo jurídico que defiende a los líderes rifeños. Tras el fiasco, se abre la vía a que todos puedan ser condenados a duras penas de prisión ya que se les acusa de hechos considerad­os muy graves.

El monarca marroquí puede ejercer la facultad de conceder el perdón en todo momento, sin que importe la etapa en el procedimie­nto judicial. La tradición es, sin embargo, que se haga coincidir con grandes fiestas religiosas, como la de Aïd-el-Fitr (el final del Ramadán) o la fiesta del Trono, cada 30 de julio.

Los monarcas alauíes gozan de este privilegio desde 1958 y fue consagrado posteriorm­ente por la Constituci­ón. La ley, que sufrió unas mínimas enmiendas en 1963 y 1977, dispone que la petición de gracia debe ser formulada por la persona perseguida, su entorno o incluso la Administra­ción. Pero ni los dirigentes encarcelad­os ni sus familiares pidieron el perdón. “No nos vamos a arrastrar”, aseguran.

Ahora, las esperanzas se vuelcan en que la gracia real llegue dentro de tres semanas, cuando Mohamed VI festeje su 54 cumpleaños.

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