Corea del Norte envenena la relación entre China y EE.UU.
Otra frase para la especulación. “Lo vamos a arreglar”, afirmó ayer el presidente Donald Trump, una escueta referencia al nuevo capítulo de la crisis de los misiles con Corea del Norte. ¿Qué quiso decir? El vicepresidente, Mike Pence, matizó desde Estonia que “todas las opciones están sobre la mesa”. Pero Nikki Haley, la embajadora ante la ONU, terció que EE.UU. no pedirá una reunión especial del Consejo de Seguridad para solicitar nuevas sanciones porque Pyongyang se burla de esto con absoluta impunidad. Según Haley, “imponer más castigo es más perjudicial que no hacer nada porque envía el mensaje a los coreanos de que la comunidad internacional se ve incapaz de desafiar realmente a su dictador”. A partir de la guía que supone el Twitter del presidente, el foco se pone ahora en China, el gran aliado de Kim Jong Un. Fuentes internas citadas por Politico dicen que la Casa Blanca está preparando una serie de medidas económicas contra el Ejecutivo de Pekín. Washington culpa a China de la inoperancia de los correctivos diplomáticos contra Pyongyang, mientras que el gigante asiático replicó con frustración por la respuesta de EE.UU. Si existe esta crisis global, respondieron, no se debe a que China la propicie. Dejaron muy claro que puede ser muy perjudicial mezclar el lanzamiento de cohetes de un tercer país con las relaciones comerciales. “Estoy muy decepcionado con China”, se arrancó Trump el sábado en su retahíla de tuits. “No vamos a permitir que esto continúe. China podría solucionar fácilmente este problema”, subrayó.