Un cowboy frente al sueño americano
SAM SHEPARD (1943-2017) Dramaturgo, actor, director, guionista
Sam Shepard falleció el pasado domingo a los 73 años edad. El enorme autor teatral, actor, director y guionista murió en su casa de Kentucky rodeado de su familia a consecuencia de complicaciones derivadas de la ELA, la esclerosis lateral amiotrófica. Shepard, ganador del premio Pulitzer por El niño enterrado, nominado al Oscar al mejor actor secundario por el aviador Chuck Yeager en Elegidos para la gloria, guionista del ya clásico filme París, Texas de Wim Wenders, veinteañero amante de Patti Smith mientras estaba casado con la actriz O-Lan Jones, pareja durante casi tres décadas de Jessica Lange, escribió 44 piezas teatrales que supieron describir como pocas el sueño americano que se desmoronaba en el Oeste de los cowboys y los ranchos junto a la tradicional familia americana y la masculinidad tradicional.
Prototipo para muchos del hombre estadounidense, alto, muy bien parecido, fuerte, de hablar llano, Shepard nació en Fort Sheridan, Illinois, como Samuel Shepard Rogers III, hijo de un profesor y granjero que luchó en la Segunda Guerra Mundial. El futuro autor crecería en California, en un rancho en Duarte en el que sus padres cultivaban aguacates y criaban ovejas, él sería mozo de cuadra y recogería naranjas y allí se encontraría con muchos de los elementos que marcarían su obra, un melting pot étnico con no pocos restos de serie del sueño americano que acababan viviendo en roulottes. Allí también viviría el descenso a los infiernos del alcoholismo de su padre, como el de tantos de los personajes que retrataría Shepard. Y allí se enamoraría del jazz y del teatro al leer el Esperando a Godot de Samuel Beckett. Dejó de estudiar agricultura, se enroló en una compañía y acabó entrando en la escena teatral neoyorquina de los años sesenta cuando contaba con apenas 19 años. Y la revolucionó con unas obras que, como él mismo señaló, “eran cantos, encantamientos, conjuros, pasas por ellos y los dejas atrás”. Historias oscuras, surrealistas, entre el ritual y el naturalismo, poesía y miot. Una voz experimental y rupturista que cambiaría en los setenta. Pero primero se casaría en 1969 con O-Lan Jones, con la que tuvo al año siguiente su primer hijo –los otros dos nacerían con Jessica Lange– y tendría un romance con Patti Smith, con la que escribió en dos noches una obra, Cowboy
mouth, en la que un personaje dice: “La gente quiere un ángel callejero. Quieren un santo pero con boca de cowboy”. Sam Shepard, sin duda.
Tras acabar el romance marchó a Londres con su familia y volvió a mediados de los setenta para instalarse en un rancho californiano y ser nombrado dramaturgo residente del Magic Theatre de San Francisco, donde en tres años escribiría su trilogía de la familia, que incluía su Pulitzer por El niño
enterrado y El auténtico Oeste, que le catapultaron con sus retratos oscuros y ácidos de familias desintegradas o que luchan por no estarlo. Como actor le catapultaría Días
del cielo dirigida por Terrence Malick y coprotagonizada con Broke Adams y Richard Gere. Fue reacio al estrellato pero su rostro se hizo popular con película como Magnolias de acero, Elegidos para la gloria, El informe pelícano, Black hawk derribado o Agosto. Precisamente actuando en 1982 en una película,
Frances, conocería a Jessica Lange, por la que se divorciaría en 1984 de su mujer y con la que viviría casi treinta años, hasta el 2009. Pese a que Shepard manifestaba sobre el amor de pareja que “es imposible, porque es imposible la manera en la que la gente entra en él sintiendo que van a ser salvados por el otro. Las arenas movedizas llegan a una relación cuando de algún modo piensas que puedes ser salvado”.
Ganó el Pulitzer como autor, estuvo nominado al Oscar como actor y escribió el guion de ‘París, Texas’ Tuvo un romance con Patti Smith y en el filme ‘Frances’ conoció a la que sería su mujer casi 30 años, Jessica Lange