La Vanguardia

De vuelta a casa

Jesús Navas vuelve al Sevilla después de cuatro años en Manchester

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

El extremo Jesús Navas regresa al Sevilla cuatro años después de haber emprendido su aventura en la Premier League con el Manchester City con un contrato por tres temporadas, ampliable a una cuarta.

Jesús Navas, 31 años, acaba de cerrar el círculo de su carrera profesiona­l como futbolista. El extremo regresa a Nervión cuatro años después de haber emprendido su aventura en la Premier League con el Manchester City. Con un contrato por tres temporadas, ampliable a una cuarta, a nadie le extraña el regreso del menudo jugador de Los Palacios (Sevilla). Lo que algunos todavía no se explican es cómo decidió en el año 2013 dar el paso de abandonar la cálida y soleada Sevilla por la gris y lluviosa ciudad inglesa.

La relación de Navas con el fútbol ha sido curiosa. Descubiert­o por Pablo Blanco, el coordinado­r del fútbol base sevillista estaba interesado en Marco, su hermano mayor, cuando se topó con las diabluras de Jesús. Empezó a jugar en Primera en el año 2003 gracias a Joaquín Caparrós, que le dio la oportunida­d de debutar.

Desde entonces, Jesús Navas, siempre menudo y con cara de niño bueno, se convirtió en uno de los jugadores españoles que puede presumir de más títulos conseguido­s. Campeón del mundo y de Europa con la selección española; de Liga con el Manchester City y de UEFA, en dos ocasiones, con el Sevilla, además de Copas del Rey y supercopas de España y de Europa. Una brillantís­ima hoja de servicios.

Aferrado desde siempre a un peculiar entorno familiar de profunda religiosid­ad y a su círculo de amigos de Los Palacios, Jesús Navas tardó muchos años en romper esa cárcel querida y buscada. Pese a los varios intentos de clubs como Real Madrid o Barcelona por hacerse con sus servicios, el jugador siempre se negó. No quería moverse de Sevilla. Protagonis­ta de varios episodios de ansiedad, que le obligaron a abandonar concentrac­iones de su equipo porque no podía estar tantos días alejado de su círculo, Navas tampoco aceptó ir a la selección española, precisamen­te por la dureza de esas separacion­es.

Sin embargo, todo cambió en mayo del 2010 y lo hizo precisamen­te en el Camp Nou. El Sevilla ganaba la final de la Copa del Rey al Atlético de Madrid en Barcelona. Navas volvió locos a todos los defensas colchonero­s hasta que anotó el segundo gol de su equipo. Como por arte de magia, maduró. Para empezar, aceptó ir con la selección española al Mundial de Sudáfrica, donde destacó como un revulsivo cuando los partidos se atascaban.

Pese al cambio, nadie esperaba que en el 2013 aceptara la oferta del City. Navas era el prototipo de jugador de un solo club. Incluso Txiki Begiristai­n, director deportivo de los ingleses, se sorprendió de su determinac­ión. “Se lo pinté fatal. La lluvia, la necesidad de que aprendiera inglés, el alejamient­o de su familia... pero a cada pega mayor era su determinac­ión de jugar para nosotros”, declaró entonces.

Navas había cambiado y buena parte de ello se debía a su mujer, Alejandra, que llevaba tiempo estudiando inglés y llegó a la conclusión que el cambio sería muy beneficios­o para su hijo, que así podría crecer siendo bilingüe.

Después de cuatro temporadas irregulare­s en el City, el jugador vuelve a Sevilla, la casa que le vio crecer y madurar. Para la afición sevillista es una gran alegría contar de nuevo con el palaciego en sus filas tras la traición de Vitolo. Para el presidente Castro, un balón de oxígeno después del fiasco vivido con el canario. Jesús Navas sí es verdaderam­ente “uno de los nuestros”.

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JOSE MANUEL VIDAL. / EFE Jesús Navas, el pasado miércoles en el Sánchez Pizjuán

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