Crece la conflictividad laboral
NO es buena noticia para la economía que la conflictividad laboral se haya disparado en España, ya que puede afectar a la creación de empleo. En el primer semestre ha aumentado un 52,97% el número de horas de trabajo perdidas por conflictos laborales, hasta los 5,34 millones, y un 109,25% el número de trabajadores implicados, hasta un total de 179.349.
La tendencia a una mayor conflictividad laboral empezó a marcarse ya en el 2016, con la consolidación de la recuperación económica, después de haber descendido durante los años de crisis. La estricta preocupación por el mantenimiento del empleo en periodos de dificultades empieza a dar paso, ahora, a la presión sindical para lograr una mayor participación en la mejora de los beneficios que registran las empresas. En España es fundamental, como había sucedido en épocas anteriores, que avance el diálogo social para articular acuerdos de negociación salarial que permitan combinar la ganancia de poder adquisitivo de los asalariados con la necesidad de mantener la competitividad de las empresas. Esto resulta clave para garantizar la continuidad del intenso proceso de creación de empleo que se registra al tiempo que mejoran los salarios de forma ordenada.
La mayor parte de la conflictividad que se ha registrado hasta ahora, sin embargo, se ha producido en compañías públicas o muy vinculadas al sector público, como las recientes del metro de Barcelona, de empresas de limpieza de grandes ciudades o la actual del servicio de seguridad del aeropuerto de El Prat. Pero han sido, y algunas todavía lo son, tan importantes que provocan un gran impacto en la opinión pública y marcan una tendencia que seguir.
El hecho de que todavía no se haya llegado a un acuerdo marco salarial para este año, pese a las intensas negociaciones llevadas a cabo por la patronal y los sindicatos, podría originar todavía una mayor conflictividad a la vuelta de vacaciones. Incluso algún líder sindicalista habla ya de otoño caliente. De ahí la necesidad de que se recuperen los intentos para lograr un acuerdo. Dado lo avanzado del calendario dicho acuerdo debería plantearse a más de un año vista y, de esta forma, contribuir a superar el principal escollo que ha impedido acercar posiciones. Este ha sido la negativa de la patronal a generalizar de nuevo la cláusula de revisión salarial en los convenios en función de la inflación, ya que considera que los incrementos salariales deben producirse sólo en función de la productividad, la competitividad y la mejora de los márgenes empresariales.
El buen funcionamiento de la economía, en cualquier caso, necesita un escenario de paz laboral y eso sólo se consigue a través de profundizar en el diálogo social.