Compañías de viajes renuncian a los espectáculos con fauna salvaje
El objetivo de acabar con la crueldad con los animales se extiende poco a poco. Oenegés como World Animal Protection (WAP), WildCRU, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), o People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) han conseguido que grandes agencias de viajes se sumen a su campaña contra el maltrato de la fauna salvaje en el turismo en Asia.
Este año, TripAdvisor ha dejado de promocionar en su página web las actividades turísticas que incorporan el uso de animales en cautiverio o que estén en peligro de extinción, y tampoco vende entradas para espectáculos con estos animales, incluidos los paseos en elefante.
Pero TripAdvisor no es la única compañía de viajes que se siente responsable con la fauna. En el 2016, WAP difundió que más de 100 empresas se comprometieron a no vender paseos en elefante ni hacer espectáculos similares. Y más de 160 compañías se han sumado a la causa, según la BBC. Entre los principales turoperadores que quieren fomentar un turismo responsable se encuentran The Travel Corporation, TUI Benelux, Thomas Cook, Intrepid Travel Group o Expedia.
“En España todavía hay agencias que incluyen shows y paseos a lomos del elefante como una actividad imprescindible en Tailandia. Sin embargo, también hemos percibido un aumento en el número de agencias y turoperadores que han apostado por dejar de contratar estas actividades”, afirma María Moreno, miembro del área de animales salvajes de la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (Faada).
“Lo idóneo sería que los turistas se informasen antes de contratar actividades con animales para no ser partícipes de experiencias que implican su explotación, maltrato y toda una vida en cautividad”, agrega la experta, que cree que la razón de esta demanda tiene diferentes causas. “Hay quien se considera amante de los animales y quiere estar cerca de ellos, sin pensar que, si realmente le gustaran, debería verlos en su hábitat natural y comportándose libre y salvajemente. También hay quienes no renuncian a los paseos porque lo ven como una ocasión única en su vida y se convencen de que no pasa nada. Y, finalmente, está un tercer grupo, el de los que no son capaces de empatizar con los animales: su deseo egoísta de vivir la experiencia y hacerse una foto supera al resto”.
Pero, pese a los esfuerzos por concienciar a los viajeros, aún “hay una necesidad urgente de educación turística y de regulación de las atracciones turísticas de la fauna salvaje en todo el mundo”, indica Jan Schmidt-Burbach, asesor veterinario de WAP.