La Vanguardia

Sant Gervasi se mete en otro jardín

El barrio de Galvany recupera para uso público un espacio verde incrustado en una densa trama urbana

- RAMON SUÑÉ Barcelona

Entiéndase el título que encabeza esta informació­n en un sentido diferente al que en realidad tiene, en un sentido literal y totalmente positivo. El barrio de Sant Gervasi-Galvany, castigado históricam­ente por el hecho de ser uno de los de renta más elevada de Barcelona, condenado a ser uno de los más infradotad­os en equipamien­tos y zonas verdes de uso público, dispondrá el año que viene de un jardín incrustado en medio de su densa trama urbana. Los vecinos de Sant Gervasi podrán entrar en este pequeño pulmón verde, disfrutar de un espacio de paseo, relax, descanso, lectura, expresione­s de cariño y conversaci­ones románticas cuando finalicen las obras de limpieza y adecuación de los exteriores de Can Ferrer, una finca del siglo XIX que, como apunta el concejal del distrito, el socialista Daniel Mòdol, quizás no tenga un gran valor patrimonia­l –la mansión no está incluida en el catálogo de casas protegidas– pero sí un importante valor sentimenta­l.

Can Ferrer, una finca agrícola del antiguo municipio de Sant Gervasi de Cassoles del año 1843 con casa de campo, jardín y huerto, fue adquirida por el Ayuntamien­to de Barcelona a finales del pasado mandato (con una permuta de superficie edificable), siendo alcalde el convergent­e Xavier Trias. El propósito del anterior gobierno –desalojado del poder en las elecciones del mes de mayo del 2015– era el de abrir ese espacio verde al público y convertir en un pequeño equipamien­to de barrio el caserón, que después de masía se transformó a finales del XIX en segunda residencia y que la familia Ferrer recuperó como primera a comienzos del XX.

Esa intención se ha mantenido –en el Ayuntamien­to de Barcelona hay una línea de continuida­d que, muchas veces, resiste a las alternanci­as políticas– y el Consistori­o ha decidido gastarse 800.000 euros que, en una primera fase, servirán para consolidar el edificio –aunque presenta patologías y un avanzado estado de abandono, el concejal de SarriàSant Gervasi da casi por hecho que se podrá salvar de la piqueta– y, sobre todo, para recuperar el frondoso jardín, de manera que se parezca lo más posible al que fue en sus días de esplendor.

La apertura de la zona verde será posible cuatro o cinco meses después de que comiencen las obras en octubre. Previament­e, ya se ha llevado a cabo una primera intervenci­ón para desbrozar la vegetación y retirar las especies muertas. Para más adelante quedará la decisión, previo proceso participat­ivo, de qué hacer con la casa de planta baja y dos pisos –probableme­nte un centro cívico– que completa una finca con jardín de más de 2.500 m2.

La apertura de Can Ferrer, finca que se remonta a un pasado agrícola, está prevista para el año que viene

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ANA JIMÉNEZ Estado actual del jardín de la finca de Can Ferrer, que el año que viene se abrirá al público

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