Dani Martín sube a su atracción al público del festival de Cap Roig
El cantante madrileño lleva al Empordà su tercer disco, ‘La montaña rusa’
No le faltó ni garra ni desparpajo. Dani Martín apareció en el escenario de Cap Roig junto a su banda de cinco músicos dispuesto a darlo todo. Y ante sus ojos, un público impaciente, rendido a su ídolo, con gritos, aplausos y piropos por doquier, dispuesto a subirse al vagón de La montaña rusa, el tercer disco de estudio del cantante madrileño. Un recorrido de alto voltaje con paradas para saborear nostalgias, esperanzas, conflictos, pasiones, intimidades o penas. El viaje no hacía más que empezar.
La locura de los asistentes se desató desde la primera de las piezas, Las ganas, tema que trajo de vuelta al Dani más rockero. Prácticamente ni una sola persona del millar de asistentes que llenaban el auditorio, cuyas entradas ya estaban agotadas desde hacía semanas, se quedó sentada. El antiguo vocalista de El Canto del Loco, rodeado de un escenario repleto de televisores que proyectaban audiovisuales, se dirigió a su público con un “Bona nit, Cap Roig. ¿Estáis listos?” y expresó: “¡Es un puto placer estar en este maravilloso lugar!”.
Su actuación, enérgica y vibrante, continuó con Nada más que tú,
Paloma y Dibujas. Letras emocionales, de estribillos potentes y pegadizos en los que el también compositor se encuentra cómodo, dejando ver esa montaña rusa de emociones, de subidas y bajadas propias de la vida, estampadas en un disco compuesto mayoritariamente entre Madrid y Zahara de los Atunes (Cádiz) y del que sólo una de las canciones no lleva su firma, Madrid, Madrid, Madrid,
justo la que cierra el álbum.
De piezas muy potentes y rockeras pasó a otras más cercanas a las baladas con un tono confesional y una interpretación intensa. Entre
ellas, Que se mueran de envidia,
Nada más que tú, París y Ahora. Variedad de sonidos que el músico defendió en este escenario ampurdanés. No en vano este disco entró directamente como número 1 de ventas en España y poco tiempo después recibió el premio Ondas al mejor artista del año.
En la veintena de canciones de su repertorio entonó también algunos de los clásicos del grupo de pop-rock que lideró durante años, como Ya nada volverá a ser como
antes o Peter Pan. Y en el tramo final del recorrido sorprendió con
Mi lamento, Guerra de pasos y Los charcos, donde afloró ese talento que comparte como cantante y compositor.
Martín, que se niega a vivir “una rutina falsa y acomodada porque sea lo establecido”, habla en su último disco de dos asaltos o dos combates donde el papel cambia para el protagonista. Después de convertirse en el quinto artista con mayores ventas discográficas con su anterior álbum de estudio –Dani Martín (2013)– o de recibir el aval de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina en sus conciertos de forma conjunta o por separado, el madrileño se dio el placer de grabarlo en los míticos estudios Abbey Road de Londres.
Un viaje, el que ayer ofreció el cantante, que prometía desde un inicio y en el que se constató ese punto de madurez artística valiente, de quien tras su salida de El Canto del Loco, al menos con sus dos anteriores álbumes parecía decantarse por un tono más melancólico, pero no, en Cap Roig Martín demostró que ha recuperado ese tono más rockero y acelerado pasado por el filtro de su camino vital. Ese Dani Martín despojado de artilugios. El auténtico.
Temas rockeros y baladas extraídos de su camino vital fueron parte del itinerario musical de la velada