La exposición ‘Capità Groc’ evoca el Forcall novelado por Víctor Amela
El fotógrafo Julio Carbó expone 30 instantáneas con paisajes, rincones y escenas de ‘La hija del capitán Groc’
Forcall está de fiesta. Este pequeño pueblo de la provincia de Castellón tuvo una cita especial ayer domingo: la inauguración de la exposición fotográfica Capità Groc, basada en el personaje homónimo retratado en el libro La hija del capitán Groc del periodista de La Vanguardia Víctor Amela. La exposición, a cargo del propio Amela y del fotógrafo Julio Carbó, quiere rendir homenaje a este pueblo valenciano. El lugar elegido para exponer las imágenes y los textos es la iglesia del convento de Forcall, donde hoy ondea una sábana con una calavera-símbolo carlista, obsequio de los niños del pueblo, que también han querido aportar su granito de arena.
Forcall tiene una historia que contar, o mejor dicho, miles de historias que contar, aquellas que se relataban de padres a hijos y que formaban parte del espíritu e identidad del pueblo. Víctor Amela fue un día ese niño que en el regazo de sus mayores escuchó esas historias que tenían como protagonista al Capità Groc. Este personaje de Forcall y de los pueblos de la comarca dels Ports de Morella existió en realidad, con el nombre de Tomás Penarrocha y Penarrocha. Un hombre valiente que decidió dar su vida por la causa carlista entre 1841 y 1844, cuando esta estaba totalmente perdida.
Cuentan que la reina Isabel II envió a cientos de hombres para acabar con él, pero este, conocedor de todos los caminos, conseguía escaparse siempre. Amela decidió agrupar todas esas historias: “Entendí que el orgullo del pueblo estaba a salvo con un personaje tan fuerte como este y decidí convertirlo en libro”. Así, en marzo del año pasado se publicó
La hija del capitán Groc, que recibió el premio Ramon Llull 2016. En el libro se relatan todas las historias del Capità, pero no es él el protagonista, sino su hija Manuela Penarrocha, “por eso el libro rinde homenaje a este héroe legendario, pero es también un homenaje a las mujeres”, afirma el escritor.
Ahora el periodista realiza junto al fotógrafo Julio Carbó una exposición que recoge paisajes, rincones y escenas de la novela. “Cuando se publicó la obra, Julio, natural de Morella, la leyó y se emocionó mucho, pues recordó cuándo de niño le explicaban historias del Groc”. Los dos, unidos por el pueblo y sus historias, inauguran esta muestra que reúne más de treinta fotografías convertidas en todo un relato visual.
Estas imágenes, que van acompañadas de pasajes de la novela, tratan de captar los rincones y la atmósfera en que vivió el Groc, siendo también un viaje al pasado del pueblo y a sus tradiciones. Una historia contada de manera gráfica: “Todo lo que he visto con los ojos de mi imaginación, ahora lo puede ver la gente con sus propios ojos”, cuenta Amela, que habla emocionado de una fotografía en la que aparece un pañuelo sobre las piedras del río, con una sombra que es la del Groc. “Ese pañuelo con la calavera, símbolo de la causa carlista, fue el que en la novela extendió el Capità Groc al llegar a la orilla. Yo me lo imaginé y Julio lo ha escenificado”.
Con la muestra, señala Amela, “los muertos han vuelto a hablar”. “Parece que la memoria del pueblo ha querido mantenerlos vivos y convertirlos en relato, y no sólo en relato, sino también en fotografía”, señala. La exposición –abierta de martes a domingo de 11.30 a 13 horas y de martes a viernes de 18.30 a 20 horas– es una oportunidad para contemplar fotografías de una gran belleza estética que hablan por sí solas y rinden homenaje a un hombre y a su pueblo.