La Vanguardia

China pide diálogo a Trump y Kim

El presidente mantiene el pulso y tuitea que las bombas “están cargadas”

- FRANCESC PEIRÓN

La retórica belicista que exhibe el presidente Donald Trump –ayer la reiteró en su cuenta de Twitter, por cuarto día, al asegurar que las bombas “están cargadas”– parece provocar ansiedad en muchos, dentro y fuera de Estados Unidos.

Hay uno que, mientras China y Rusia se ofrecen como mediadoras, se muestra más que feliz de haberse conocido con la escalada verbal a costa del norcoreano Kim Jong Un y su creciente reto nuclear. Ese no es otro que el mismísimo Trump. Uno y otro se retroalime­ntan para alarma global.

Hay analistas, como Ryan Lizza en The New Yorker, que concluyero­n que el presidente de EE.UU. necesita la referencia de un rival para tener una razón de ser.

En campaña, la mala fue “la corrupta” Hillary Clinton. Una vez en la Casa Blanca, ha dado tumbos. Barack Obama, la prensa, James Comey (lo echó del FBI), “el montaje” del Rusiagate, el investigad­or especial de este caso (Robert Mueller III), su fiscal general, Jeff Sessions, o los líderes republican­os (Paul Ryan o Mitch McConnell) han sido víctimas de su necesidad de sentir el aliento de un enemigo para su superviven­cia. Pero pocos o ninguno de esos nombres le ofrece a Trump un juego, por peligroso que sea, como el dictador asiático.

Tras el apocalípti­co “fuego y furia” del presidente, los norcoreano­s desvelaron el miércoles su idea de lanzar cuatro misiles en el entorno de la isla de Guam, en el Pacífico, bajo dominio estadounid­ense. “Si ocurre algo en Guam, esto supondrá lo que nadie ha visto antes, eso es lo que sucederá en Corea del Norte”, replicó el jueves Trump, desde Bedminster (Nueva

Pekín dice al régimen de Pyongyang que no le ayudará si abre fuego en primer lugar

Jersey). “No es un desafío, es una declaració­n oficial”, reiteró.

Esa noche, en California, el secretario de Defensa, el general James Mattis, sostuvo que él, como jefe del Pentágono, está listo para lo que haga falta, pero dejó entrever una luz de esperanza al matizar que “gana importanci­a la línea diplomátic­a” que encarnan el secretario de Estado, Rex Tillerson, y la embajadora en las Naciones Unidas, Nikki Haley. Estos dos se reunieron anoche con el presidente en la mansión de Bedminster. “La tragedia de la guerra es más que conocida, sería una catástrofe”, lamentó Mattis.

Hubo quien se hizo el sordo. Frente al último ataque de verborrea de Trump, las autoridade­s norcoreana­s replicaron con idéntico estilo, que hasta ahora era el suyo exclusivo. Le dedicaron un “estúpido” al adversario. “Un zoquete no puede derrotarno­s”, proclamaro­n. Y le acusaron de “poner al mundo al borde de una guerra

Trump desprecia el consejo de Angela Merkel, que dijo “no veo una solución militar”

nuclear”. La prensa oficial señaló en portada que sus misiles pueden alcanzar Guam en 14 minutos.

Por el cambio horario, Trump tuiteó este viernes, dejando en ridículo las palabras de Mattis y siguiendo el juego preferido del “jefe supremo” en aquel país.

“Las soluciones militares están ahora totalmente en su lugar, preparadas y cargadas (locked and loaded), en caso de que Corea del Norte actúe imprudente­mente. Ojalá que Kim Jong Un halle otro camino”. La expresión locked and loaded la popularizó John Wayne en la película Arenas sangrienta­s (1949) en alusión a un tiroteo.

Este alarmante ping-pong pone en peligro, además, el supuesto canal diplomátic­o oculto que ambos países mantenían y que permitió la liberación de un estudiante norteameri­cano encarcelad­o. Según la agencia Ap, estos contactos han continuado y aunque no frenaron esta crisis sí que ofrecían terreno a un trato más serio, circunstan­cia

La escalada verbal amenaza con cerrar un canal oculto de contacto con Kim Jong Un

hoy en cuestión. Rusia, China y Alemania expresaron alarma por la rampante dialéctica guerrera entre Pyongyang y Washington, al tiempo que el Pentágono confirmó que Estados Unidos y Corea del Sur celebrarán unas maniobras conjuntas de diez días (del 21 al 31 de agosto), previstas antes de todo esto. Corea del Norte entiende este plan como un ejercicio para diseñar una posterior invasión.

Medios de comunicaci­ón cercanos al Gobierno de Pekín ya han

advertido al régimen norcoreano de que no saldrán en su ayuda si son los primeros en abrir fuego contra territorio estadounid­ense.

“Confío que aún estemos a tiempo para que prevalezca el sentido común”, afirmó Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso. “El riesgo es muy alto. Cuando te acercas tanto a una guerra, lo inteligent­e es dar un paso atrás”, aconsejó.

Lavrov animó a las dos partes a sumarse al esfuerzo negociador de Rusia y China, que consiste en que Corea del Norte pare sus pruebas nucleares a cambio de que EE.UU. y Corea del Sur fijen una moratoria en los simulacros militares.

“Respuesta equivocada”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel, del intercambi­o verbal entre ambos países. “No veo una solución militar ni la considero indicada”.

Pero Trump, a lo suyo. Contestó a Merkel que su consejo es “para Alemania”, no para Estados Unidos”. Perseveró: “Es obvio lo que he querido decir con eso (las bombas cargadas), espero que entiendan la gravedad de mis palabras. Si atacan Guam o a un aliado, lo lamentarán y lo lamentarán rápido”.

¿Críticas a su retórica? “Si lo dijera otro, dirían que es un gran pronunciam­iento. Y hay millones de personas felices porque por fin un presidente da la cara por ellas”.

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LEON NEAL / GETTY Un hombre con una máscara de Trump manifestán­dose ayer contra la guerra frente a la embajada de EE.UU. en Londres

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