La Vanguardia

El tráfico de marfil acaba con 30.000 ejemplares de elefantes

- F. AGUILAR Barcelona

Casi 30.000 elefantes son abatidos al año para traficar con el marfil de sus colmillos, según cifras del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Alrededor del 90% de los elefantes africanos de Selous, (sudeste de Tanzania), ha muerto debido a la caza furtiva, según la oenegé.

Selous, la zona protegida más grande de Tanzania, alberga a una de las mayores concentrac­iones de elefantes del continente africano y la Unesco le otorgó el estatus de patrimonio de la humanidad en peligro en el 2014 debido a la caza furtiva severa de elefantes. El elefante africano, más pesado, más alto y de piel más arrugada que su homólogo asiático, es una de las “especies más amenazadas por el tráfico de vida salvaje”, indica WWF.

En 1989, la Convención sobre el Comercio Internacio­nal de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) prohibió el comercio internacio­nal de marfil. “Sin embargo, todavía hay mercados de marfil no regulados, que alimentan un comercio internacio­nal ilegal y a la creciente demanda de los países asiáticos ricos”, ha manifestad­o con preocupaci­ón WWF.

El endurecimi­ento de la ley en países asiáticos como Tailandia, con el presunto mercado más grande de marfil no regulado del mundo –ley del Marfil de Elefante, 2015–, contribuye a que aumente esta demanda externa. A pesar de ello, la nueva ley también pena la venta de marfil de este tipo de elefante.

Sin embargo China y EE.UU. han anunciado su compromiso de prohibir el comercio de marfil en su país, un “hecho esperanzad­or” para la oenegé, ya que son los mercados “con más demanda” y esto podría ayudar a la recuperaci­ón de la especie.

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