La Vanguardia

Sin noticias de la Benemérita

- Lluís Permanyer

Me limito a poner por escrito lo que me ha sido contado. Otro sucedido sobre lo que en el aeropuerto debería ser un servicio y que en cambio se convierte en un vía crucis.

Relato de lo ocurrido a unos residentes no comunitari­os el pasado miércoles 9 a las 9.30 horas en la terminal multifunci­onal de carga nave 2 de la zona aduanera del aeropuerto de El Prat.

Llegados a la oficina de la empresa DHL para recoger un paquete procedente de un país no comunitari­o, les confirman que el envío ya había arribado a la aduana. Para efectuar el retiro de dicho paquete debían ir hasta la terminal A-1 para obtener el certificad­o sellado por la Guardia Civil. Empiezan la búsqueda de la oficina de la Guardia Civil; no parecía que fuera tarea ardua. Por desgracia se reveló en extremo difícil al no haber ninguna señalizaci­ón visible, tal como sería lógico esperar. Una hora de búsqueda infructuos­a, pues ni empleados aeroportua­rios ni mossos sabían indicarles dónde estaba situada.

Por pura casualidad, resultó que uno de los trabajador­es del aeropuerto supo indicarles muy amablement­e que dicha oficina estaba situada en la parte interior del aeropuerto, aunque sólo visible para los viajeros que llegan a Barcelona. He aquí un detalle sorprenden­te y nada razonable, que provoca desconcier­to.

Llegados por fin a la oficina de la Guardia Civil, la sorpresa fue que estuviera cerrada. Optaron para soportar una espera, sin saber lo que iba a durar; en resumen, permanecie­ron a la espera en la puerta otros 45 minutos más. Y es que había coincidido con la hora del desayuno. Finalmente cuando se personó el guardia, resultó ser un solo agente allí destinado; se disculpó por el retraso y con amabilidad les explicó que estaba él solo de servicio y se veía obligado a prestar simultánea­mente tal trabajo tanto en la terminal 1 como en la 2. ¿Cómo es posible que no haya indicación visible alguna de la ubicación de la oficina del cuerpo de la Guardia Civil?

En resumen, todo ello supuso una larga, agotadora e infructuos­a búsqueda y espera de tres horas, amén de caminatas bajo un sol de justicia.

Sin duda el servicio ha empeorado de forma notable: antes, una de las oficinas de la Guardia Civil relacionad­as con el despacho aduanero estaba junto a la terminal multifunci­onal de carga de la zona aduanera. Era lo razonable.

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