Begoña Mundó
CONSEJERA DELEGADA DE LITOCLEAN
Begoña Mundó está al frente de Litoclean, empresa especializada en análisis y descontaminación de terrenos de Barcelona. Con los crecientes requerimientos sobre descontaminación, han crecido hasta los ocho millones de euros.
No hace mucho, la actividad industrial se hacía sin tener en cuenta la contaminación que generaba en el suelo. Ante la falta de legislación específica en España, sólo algunas grandes empresas, sobre todo extranjeras, cuidaban este aspecto basándose en normativas internacionales. Hoy, las cosas son distintas y es obligatorio seguir requerimientos cada vez más estrictos. Litoclean, empresa catalana especializada en análisis y descontaminación de terrenos, ha vivido esta evolución. Fundada en 1999, comenzó con clientes selectos que apostaban por implantar buenas prácticas y ha acabado trabajando para todo tipo de compañías que necesitan cumplir las reglas para funcionar.
Desde 2005, España obliga a realizar informes base del suelo para obtener licencia ambiental, obertura o cese de actividades. Hay muchos tipos de empresa que deben someterse a controles de contaminación del subsuelo. “El mercado ha cambiado mucho, ahora tenemos infinidad de clientes, muy variopintos, desde grandes químicas hasta pequeños transportistas que tienen un tanque de combustible para sus vehículos”, explica la consejera delegada de Litoclean, Begoña Mundó. Su sede está en Barcelona. Dispone de un almacén en Rubí y oficinas técnicas en Madrid y A Coruña. En 2016 facturó cuatro millones de euros por su actividad en España y Portugal. Y cuenta con filiales en México, Perú y Ecuador. “Primero ofrecemos nuestra ayuda y si a la larga hay más negocio, nos implantamos, así lo estamos haciendo en Latinoamérica”, añade Mundó, que es además uno de los cuatro socios propietarios, entre los que también está el presidente, Albert Tasias. El grupo, en su conjunto, ingresó el año pasado ocho millones.
La plantilla de Litoclean está compuesta por 44 personas, con perfiles profesionales multidisciplinares de los campos de la geología, la biología, la química y diversas ingenierías. “Esta variedad es uno de nuestros puntos fuertes”, destaca la consejera delegada. Inicialmente la compañía se dedicaba, sobre todo, a estudiar los terrenos. Más adelante fue ganando peso la redacción de planes de descontaminación, remediación en el argot profesional, y su ejecución. Hoy, la parte de estudio supone aproximadamente el 10% de un proyecto. Entre los clientes, destacan las gasolineras, la industria química, las refinerías, los almacenes de sustancias químicas (grandes tanques de hidrocarburos en puertos, aeropuertos...), farmacéuticas o la automoción.
“Hay más actividad porque las normativas son cada vez más estrictas –continúa Mundó–, pero la competencia es feroz, hay empresas con precios muy bajos”. Esta tendencia podría hacer, según las previsiones de Litoclean, que en 2017 su facturación en España y Portugal baje a 3,5 millones.
El grupo, que opera en España, Portugal, México, Perú y Ecuador, factura ocho millones de euros