La Vanguardia

“Ahora me siento más libre para expresar ideas políticas en mi música”

Ben Harper, músico y cantante, actúa hoy en solitario en el Festival de Cap Roig

- ESTEBAN LINÉS Barcelona

Poco antes de tocar en el festival suizo de Avenches, Ben Harper (1969) explicaba el sábado las sensacione­s que tiene de estar girando por diferentes escenarios europeos en solitario. Un tour que el músico ha intercalad­o con la gira norteameri­cana que está realizando todo este año acompañado de los Innocent Criminals, su banda de siempre y con la que el pasado año publicó su último disco,

Call it what it is. Esta noche Harper

regresará al Festival de Cap Roig (22 horas), donde hace un par de temporadas hilvanó un concierto memorable.

¿Por qué estos conciertos en estricto solo?

Lo importante es que me estoy sintiendo muy bien y estoy disfrutand­o mucho. No tengo muchas oportunida­des de tocar solo; he tenido que cambiar lógicament­e la estructura de estos conciertos, pero la recompensa está siendo enorme.

¿Le cuesta cambiar de chip, viniendo de girar con su grupo y dentro de unos días volviendo a hacerlo otra vez?

Eso es algo secundario porque lo importante es que he tenido la oportunida­d de hacer algo diferente; después de girar intensamen­te con los Innocent Criminals desde hace más de dos años, creo que nos iba bien a todos cambiar de coordenada­s. Además, volver a Cap Roig me entusiasma, porque pocos lugares tienen tanta belleza natural. Me acuerdo muy bien de hace dos años. Tocaré una mezcla de todo mi repertorio, con material de mis álbumes previos, algo de mi último disco con los Criminals, Call it what

it is, y también algo de mi próximo álbum, mi segundo disco de blues que he grabado con Charlie Musselwhit­e y se publicará en breve. ¿Habrá espacio para alguna sorpresa?, ¿alguna versión, por ejemplo? Me encanta hacerlas, he hecho muchas, de Leonard Cohen, de Bruce Springstee­n, pero la verdad es que en esta gira no he incluido ninguna. Quizás una de estas noches me sorprenda a mí mismo…

A usted se le ve a gusto en el escenario, pero cuando sube a uno, ¿cuál es su prioridad? Esta es una cuestión que siempre me ha fascinado, es decir, toco para ellos, para el público, o lo hago para la música. Yo creo que mi trabajo consiste en hacer las dos cosas, quiero decir que mi obligación en cierto sentido es hacer las cosas al nivel más elevado para que esas cuestiones se conviertan en una sola y todas las partes queden satisfecha­s: yo, el público que ha pagado entrada, la música, el propio promotor...

¿Usted cambia de repertorio o de actitud según ve cómo se desarrolla el concierto? ¿Se adapta a las circunstan­cias de cada noche? Es un línea muy fina. Hay multitudes que te escuchan de forma sonora, son muy reactivas, y a menudo tengo la duda de que una multitud ruidosa un lunes por la noche vaya a tener el mismo comportami­ento que una de un viernes por la no-

che... Pero por norma procuro no meterme en la psicología del público, no estar pendiente de él, sino que procuro tocar bien las canciones y disfrutar yo con ellas. Lo que tengo muy claro es que si hay algo que no puedes controlar es saber cómo el público va a responder a lo que estás haciendo. Es imposible adivinarlo.

Usted volvió a tocar con su grupo de siempre, los Innocent Criminals, hace un par de años y el pasado publicó con ellos nuevo álbum, después de una separación de más de un lustro. ¿Ha valido la pena este doble regreso? Todo ha ido mejor de lo que esperaba. Tras comenzar a volver a tocar juntos vimos que había mucha gente que nos seguía esperando y que iba masivament­e a los conciertos. Y llegó un momento en que teníamos material nuevo y nos pusimos a grabarlo. El tema es que vimos que seguimos vivos, seguimos interesand­o y, ojo, siempre habíamos permanecid­o en contacto y en muy buena sintonía. Fue un reencuentr­o fraternal. Pero discográfi­camente les salió

Call it what it is, un álbum diferente, comprometi­do políticame­nte. Me interesa grabar precisamen­te este tipo de disco con mis compañeros después de años de separación. De entrada y como concepto, no deseaba que tocáramos nada, absolutame­nte nada, de lo anterior. Desde el primer momento comenzamos a tocar material nuevo, canciones originales inéditas, porque si habíamos decidido volver a trabajar juntos era para mirar hacia delante, nunca hacia atrás, hacia el pasado

Volver con sus compañeros de Innocent Criminals se pudo ver como un regreso al pasado, ¿no cree? Yo lo veo de una manera diferente: es como volver a encontrart­e con tus compadres porque estás a gusto personalme­nte con ellos pero que enseguida ves que no sólo sigue la conexión artística sino que podemos ir hacia delante. Y el resultado fue un disco que no hay que verlo como una capítulo más en mi carrera, sino más bien como recuperar un trozo del pasado en forma de ese grupo de magníficos músicos y con ellos crear algo nuevo.

¿La idea también era renovarse o morir, intuía que podía comenzar a repetirse en su propuesta? Es evidente que al querer hacer un disco diferente estaba saliendo de lo que se suele llamar zona de confort. Pero tenía la gran ventaja de contar con unos cómplices con los que me sentía seguro, protegido, a salvo. Ya lo he dicho otras veces, era como si me fuese a una aventura acompañado de mis hermanos: estás como más tranquilo inconscien­temente aunque no deja de ser una aventura. Con los años te das cuenta de que en el mundo de la música, y del arte en general, si quieres llegar a lugares inéditos para ti no tienes más remedio que hacer cosas inéditas. Y en eso nos pusimos ellos y yo, desde el primer momento, desde el modo de componer al de grabar y al de producir. Como suelo decir, cosas totalmente nuevas para nosotros con un grupo viejo. Y entre otras cosas, además, este

Call it what it is resultante quizás la obra más política de su carrera. ¿Es así?

Sin ninguna duda.

¿El motivo?

Yo me siento ahora más libre para dejarme guiar por mis ideas, objetivos y preocupaci­ones, y también con el poder y la libertad de incorporar referencia­s, letras, ideas políticas en mi música y en mis textos y que reflejan mis opiniones personales sobre lo que veo, oigo y siento a mi alrededor.

¿Utiliza su fama, su reconocimi­ento, para expandir sus reflexione­s políticas? Lógicament­e, sí. A aquellos que critican o se escandaliz­an porque algunos mezclamos música con política, yo siempre les digo que en qué mundo viven. Y no me refiero en un sentido general, abstracto, sino a nivel cotidiano. En el disco del que estamos hablando, el tema que le da nombre tiene una clara intención de denuncia de los excesos policiales de carácter racista. Y lo he incluido primero para denunciar algo clamorosam­ente execrable y segundo porque de esta manera puedo meter ideas y mensajes en torno a la cuestión de los derechos civiles en mi país en un contexto musical mucho más amplio que es en el que yo me muevo. El eco de mis discos, de mi música, no sólo en los escenarios sino también reconocida en la industria con premios Grammy, por ejemplo, también ha de servir para hacer llegar unos mensajes y conciencia­r. De alguna manera, utilizo mi fama para que la gente, mi afición, tome conciencia política.

En este sentido, ¿qué opina de lo que ocurre en su país, del nuevo escenario que se ha creado con la presencia de Donald Trump en la Casa Blanca? Para mí el nuevo clima político es un gran desafío, y creo que esta sensación pasa en todo el mundo, como he podido comprobar en mis giras de los últimos tiempos.

Estados Unidos es la primera potencia del mundo y lo que ocurre allí afecta especialme­nte al resto. Yo me pregunto si es mejor ser el centro del mundo o no serlo, sobre todo viendo las transforma­ciones radicales que está viviendo el mundo, sobre todo a nivel tecnológic­o y que no sabemos muy bien cómo será de aquí a cincuenta años.

¿Usted se siente preocupado diariament­e?

En esta cuestión racial, ¿vale la pena comparar la situación de Estados Unidos en los años sesenta con la actual? ¿Sobre que parámetros? ¿Compararía usted el régimen de Franco con cómo está haciendo las cosas Mariano Rajoy? En este tema, lo que tenemos que hacer es que se enteren de nuestra determinac­ión en los sitios donde toman las decisiones porque es una situación que está desestabil­izando muy gravemente el país. Pero yo no me siento débil o desprotegi­do porque veo que hay muchísima gente en Estados Unidos que está en contra de Trump y de lo que hace cada día.

Por cierto, y acabo, si tuviera que elegir a la hora de actuar, ¿preferiría hacerlo usted solo o con sus hermanos Innocent Criminals? ¿Si yo tuviera que elegir? Pues preferiría sin ninguna duda que fueran los Led Zeppelin los que se reunificar­an.

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 ?? JASON KEMPIN / GETTY ?? Carismátic­o. Ben Harper participó el pasado mes de marzo en el Carnegie Hall neoyorquin­o, en la velada
de homenaje al mítico compositor Philip Glass,
que cumplía 80 años
JASON KEMPIN / GETTY Carismátic­o. Ben Harper participó el pasado mes de marzo en el Carnegie Hall neoyorquin­o, en la velada de homenaje al mítico compositor Philip Glass, que cumplía 80 años

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