“Cuando ruedas, debes recordar quién eres para no perderte”
De qué manera se vinculó usted con su personaje?
El peinado y el vestuario me ayudaron mucho. Sofia tenía una visión muy particular con respecto a cómo se tenía que ver cada personaje. Por lo que le dedicó todo un día a hacer pruebas de ropa y maquillaje, lo que por supuesto incluyó corsés. Yo tenía que usar el cabello suelto, lo que era escandaloso en aquellos tiempos y mostraba que tenía una naturaleza rebelde. Mis botones a veces estaban desabrochados y mis faldas tenían más adornos que las de las demás.
¿Cómo ha evolucionado su relación con Sofia Coppola?
La conocí cuando tenía 11 años, porque trabajé en Somewhere. Me dio una gran oportunidad, fue una película muy especial para mí y fue la primera vez que fui a un gran festival como el de Venecia. Siempre le tuve mucho cariño porque mi carrera adquirió otro vuelo con ella. Desde entonces hemos seguido en contacto. La
seducción también ha marcado un gran cambio para mí, porque el rodaje comenzó poco después de que cumpliera los 18 años y fue la primera vez que me fui a filmar sin que me acompañara mi mamá. Fue la mejor manera de hacerlo, porque estaba con Sofia, y además yo acababa de hacer otra película con Nicole. También conocía a Kirsten, porque es muy buena amiga de mi hermana y de mi familia. Trabajar con todas estas mujeres a las que conocía tan bien hizo que me sintiera muy segura. En este rodaje sentí que nos volvimos más amigas.
¿Qué otra cosa distinguió este rodaje de otras experiencias?
Que no fui la más joven, porque había varias niñas. Tenían una maestra en el plató y sólo podían trabajar cierto número de horas, estaban sus madres allí y tenían que estudiar, todo lo que a mí me tocó en otras películas. De todos modos, eran todas muy experimentadas. Una niña había ganado
el Tony con Matilda y todas habían hecho otras películas.
¿Cómo fue su relación con Kirsten y Nicole?
Con Kirsten somos grandes amigas. Tal vez nos entendemos particularmente porque ella también fue una niña actriz y pasó por la experiencia de tener que hacer deberes en los descansos del rodaje. Con Nicole he tenido la suerte de haber podido hacer dos películas con ella. Hoy la veo como una figura materna, porque me cuidó mucho en el plató, me dio muchos consejos y me explicó que tenía que encontrar mi propia tribu, porque cuando uno está filmando debe recordar constantemente quién es, porque siempre se pierde tratando de convertirse en otro personaje.