La Vanguardia

Darwin enfurecido

- Màrius Serra

Una visita a las islas Galápagos representa una inmersión a un microcosmo­s natural lleno de especies endémicas. La biodiversi­dad galapagueñ­a es famosa por haber inspirado la teoría de la evolución a Charles Darwin, que las visitó el 1835 a bordo del Beagle. La leyenda, aunque matizada, asegura que el eureka de Darwin fue culpa de los pinzones, unos pajaritos omnipresen­tes en el archipiéla­go que muestran rasgos distintos (sobre todo el pico) en cada isla. De esta modesta diversidad surgieron algunas de las ideas más determinan­tes para la autopercep­ción de la humanidad como especie: la evolución a través de la selección natural que subvierte los relatos creacionis­tas de las religiones reveladas. Los valenciano­s Juli Peretó y Andrés Moya han traducido al catalán una versió adaptada de L’origen de les espècies (Bromera), este clásico del pensamient­o, faro de nuestra mirada actual sobre la naturaleza.

Pero en su Journal of researches, escrito cuando el Beagle zarpó de las Galápagos en dirección a Tahití, Darwin describe algunos detalles metodológi­cos que hoy le inhabilita­rían para la investigac­ión científica. Por ejemplo, admite sin rodeos practicar el noble arte del rodeo con las emblemátic­as tortugas gigantes: “A menudo me subía sobre sus caparazone­s y sólo tenía que golpearlas en las partes blandas para que se levantasen y se pusieran a andar”. Peor aún es la aproximaci­ón a las iguanas. En general, toda la fauna de las Galápagos se caracteriz­a (aún hoy) por su mansuetud, insólita en otros animales. El motivo es la ausencia de grandes depredador­es. Darwin cuenta, sorprendid­o, sus experienci­as con las iguanas marinas, especie endémica de las Galápagos que en algunas islas como Isabela pueden llegar a pesar hasta catorce kilos. Cuando las encontraba descansand­o al sol tras nadar: “Antes de volverse a meter en el agua se dejaban coger por la cola... Lancé una diversas veces tan lejos como pude en una poza gigante que había dejado la marea baja, pero invariable­mente volvía nadando en línea recta hasta el lugar donde yo la esperaba”. La imagen del inspirador del conservaci­onismo animal voleando una iguana cogida por la cola y tirándola al agua como un lanzador de martillo olímpico resulta impactante. Más aún si lo remata contando que la mayor sorpresa se la llevó con el “pardillism­o” de sus inspirador­es pájaros: “Todos ellos se acercaban lo suficiente como para matarlos de un golpe, y algunas veces, tal como yo mismo pude comprobar, con una gorra o un sombrero. Una pistola aquí es casi superflua. De un golpe de bozal abatí a un halcón que estaba en la rama de un árbol”. De este comportami­ento detonante del padre del evolucioni­smo se derivan dos conclusion­es. La primera es la importanci­a del contexto histórico a la hora de valorar actitudes y actos. La segunda es que la teoría de la evolución, tan criticada por los seguidores de Trump, se debe aplicar con el mismo rigor a animales y a homínidos, también a los que los estudian.

Darwin describe algunos detalles metodológi­cos que hoy le inhabilita­rían para la investigac­ión científica

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain