CON CASTRO Y KENNEDY
De regreso a Boston, comenzó para Biasetti un periodo apasionante y no exento de peligros. Se convirtió en el hombre de la cadena CBS en la ciudad. Conoció bien a John F. Kennedy cuando era candidato y la gente no le hacía ni caso por la calle. “Me llamaba él o alguien de su equipo y me avanzaba lo que diría al día siguiente, para que estuviera preparado”, cuenta Mario. Sus historias son interminables, a cuál más suculenta. Abrió la oficina de la CBS en Río de Janeiro y desde allí cubrió guerras, revoluciones y golpes de Estado en toda América Latina. Entrevistó varias veces a Fidel Castro, hasta que metió demasiado las narices y lo expulsaron. “Tú hablas un espagueti-español”, se burlaba el Che Guevara. Estuvo a punto de morir en Nicaragua. Por su trabajo allí le dieron, en 1959, el premio Robert Capa, uno de los más prestigiosos en la profesión. En Brasil fue testigo de cómo se edificaba la nueva capital y de las mordidas –el 5% de todos los contratos– que, según Biasetti, cobraba el entonces presidente, Juscelino Kubitschek. En 1960 y 1961, le tocó pasar seis meses cubriendo la guerra en el Congo belga. A punto estuvo de ser manjar de pigmeos caníbales. Los distrajo varias horas con el micro y el magnetófono, hasta que se acabó la batería. Aterrado, les aseguró que era un “brujo blanco” y que volvería. Logró escapar. “Igual todavía me están esperando”, bromea.