Terror siberiano
Finlandia investiga como terrorista el ataque de Turku tras identificar al agresor
Un hombre vestido de negro y con la cara tapada, con un falso cinturón de terrorista suicida y armado con un cuchillo, sale a las calles de la ciudad rusa de Surgut, en Siberia, dispuesto a provocar el pánico.
Un hombre vestido de negro y con la cara tapada, con un falso cinturón de terrorista suicida y armado con un cuchillo, salió ayer a las calles de la ciudad rusa de Surgut, en Siberia occidental, dispuesto a provocar el pánico. Durante una caminata por el centro de esta población, a más de 2.000 kilómetros de Moscú, apuñaló a siete personas antes de que llegaran los primeros policías y lo mataran. El incidente recuerda al apuñalamiento que tuvo lugar el viernes en Turku, una ciudad al sudoeste de Finlandia.
Según el periódico ¡Oh, Surgut!, primero lanzó una bomba de humo a un centro comercial y atacó a su primera víctima. El Comité de Instrucción (Fiscalía) data el ataque a las 11.20 de la mañana. Tras su primera agresión, llegó a una parada de autobús donde apuñaló a otro transeúnte, y siguió haciendo lo mismo hasta llegar a la calle Lenin de la ciudad. Varios vídeos difundidos ayer muestran escenas de pánico, cuando el hombre atacó con su arma a varias personas junto a la entrada de varias tiendas. Cuando cruzó a la calle Bazhov, llegó la policía. Se negó a entregarse, y los agentes dispararon y “eliminaron” la amenaza. Siete personas fueron ingresadas en el hospital con heridas, dos de ellas en estado grave.
El Estado Islámico (EI) reivindicó horas después el ataque como obra de uno de sus “soldados” a través de su agencia Amaq. Sin embargo, las autoridades y los investigadores rusos no se pronunciaron ayer sobre los motivos que podrían llevar a este individuo a matar, y el Comité de Instrucción investigaba “posibles desórdenes psiquiátricos”, así que no está claro si la reivindicación del EI es simplemente oportunista.
De hecho, las autoridades rusas identificaron al agresor como un vecino de la ciudad, nacido en 1994. Su nombre era Artur Gadzhíev, procedente de la región de Daguestán, en el Cáucaso. Aunque su padre, Lametulaj, está fichado como un seguidor del islam radical, la policía rusa de la región autónoma de Khanty-Mansi, a la que pertenece Surgut, dijo ayer que el terrorismo no es su principal línea de investigación.
En el suelo se podía ver claramente que el cuerpo del atacante abatido llevaba una cinta aislante que rodeaba la cintura y sujetaba un bolso rojo, en lo que parecía un cinturón con explosivos como los que llevan los terroristas suicidas. Sin embargo, tras el examen de los arti- ficieros, la bomba resultó ser falsa.
Quien sí sigue la pista terrorista es la policía de Finlandia, que ayer identificó al hombre que provocó el caos un día antes con un apuñalamiento masivo en la ciudad de Turku, en el sudoeste del país.
Se trata de un joven marroquí de 18 años, que en el 2016 llegó a Finlandia y pidió asilo. En la tarde del viernes acuchilló a los viandantes en el transitado centro de Turku, y causó la muerte de dos mujeres finlandesas e hiriendo a otras ocho personas, incluidos una de nacionalidad sueca, una británica y una italiana. La policía disparó al agresor en la pierna y logró detenerle.
“Esta acción se estaba investigando como un asesinato, pero durante la noche hemos recibido información adicional que indica que los actos criminales son ahora asesinatos terroristas”, dijo la policía en un comunicado. Ayer, además, detuvieron a otras cuatro personas de nacionalidad marroquí y se cursó una orden internacional contra un sexto sospechoso.
Según el primer ministro, Juha Sipilä, se trataría del primer atentado terrorista que sufre Finlandia en su historia. “Es lo que nos tememos. Un día antes en Barcelona, y ahora en Turku. Ya no somos una isla”, dijo el jefe del Gobierno en una rueda de prensa, en Helsinki. “Esta ha sido una acción cobarde. El asesinato de gente inocente es una violación de la humanidad y de los principios religiosos. Debemos, sin embargo, defender la humanidad, de modo que al odio no debemos contestar con odio”, aseguró.
“No debemos responder al odio con el odio”, dijo el primer ministro finlandés, Juha Sipilä