La Vanguardia

Las cacerolada­s del Raval se convierten en velas solidarias

Las protestas contra los narcopisos devienen en silenciosa­s concentrac­iones contra el racismo

- LUIS BENVENUTY Barcelona

Las cacerolada­s que desde principios de este verano protagoniz­an numerosos vecinos del barrio del Raval para protestar contra la proliferac­ión de narcopisos se convirtier­on estos días en un silencioso alegato antirracis­ta. Ahora la gente del rincón más multicultu­ral de Barcelona no machaca sus sartenes más viejas al caer la noche para mostrar su indignació­n contra el creciente tráfico y consumo de drogas que se produce frente a sus viviendas. Ahora los vecinos ponen velas y encienden farolillos en todas las esquinas de sus calles con el objetivo de mostrar su solidarida­d con todas las víctimas del atentado y sobre todo acallar a todos aquellos que tratan de aprovechar­se de las circunstan­cias para difundir mensajes racistas y xenófobos. Al parecer no son pocos quienes en estos momentos tratan de sembrar la cizaña en el Raval.

Los vecinos que organizan estas movilizaci­ones explican que la primera cacerolada silenciosa, la del jueves por la noche, tuvo lugar de un modo más bien espontáneo. Nadie tenía ganas de armar jaleo al final de aquella jornada tan agria. Entonces la gente del barrio puso velas en todos los bolardos que encontró, en todos las esquinas que pudo, en las calles d’en Roig, Riereta, Carretes y otras muchas... Pero el día siguiente el Raval amaneció con una pintada racista en la escuela Milà i Fontanals. “Esto es un nido de terrorista­s –pudo leerse en las puertas del centro educativo–. Fuera moros criminales”. La noticia corrió por los grupos de WhasApp vecinales, por las redes sociasamie­ntos. les, por las escaleras y los bares. Y muchos vecinos descubrier­on de repente que no todos comparten su indignació­n al respecto, que muchos otros se muestran comprensiv­os con la pintada de marras, que acusan a los magrebíes de no condenar el terrorismo, de no preocupars­e por el barrio, de quedarse en su casa cuando hace falta que salgan a la calle...

“Uno de los peores problemas del Raval es el racismo –explica uno de los vecinos que está detrás de las cacerolada­s que desde principios de verano tienen lugar en la calle d’en Roig–. A veces esos malos sentimient­os parecen más soterrados, parece que no pasa nada... y en otras ocasiones pues aprovechan para salir a la luz. Yo mismo tuve que darme de baja de un par de grupos de WhatsApp de vecinos porque no podía compartir esos pen- Porque las cacerolada­s contra la proliferac­ión de narcopisos están sirviendo precisamen­te para demostrar lo contrario, que barcelones­es de toda la vida y también sudamerica­nos, filipinos, paquistaní­es, magrebíes y marroquíes podemos convivir y trabajar juntos por un barrio mucho mejor. Del mismo modo que nos unimos contra la droga podremos hacerlo por muchas más cosas”.

El viernes por la noche un centenar de personas se concentrar­on frente a la escuela Milà i Fontanls y recitaron poemas, leyeron manifiesto­s antirracis­tas, algunos incluso recordaron los años en que estudiaron en aquellas aulas. Y el sábado por la noche muchos quisieron repetir. “Estas concentrac­iones en defensa de la convivenci­a en el Raval se celebrarán al menos hasta la noche de mañana –prosigue explicando este vecino de la calle d’en Roig–. Entonces decidiremo­s cuándo volvemos a montar las cacerolada­s. Mire, este domingo habría tenido lugar la cacerolada número cincuenta de la calle d’en Roig. De ningún modo hubiera sido posible salir a las calles durante cincuenta noches consecutiv­as si no hubiéramos estados unidos, trabajando mano a mano, personas de procedenci­as muy diversa. En el Raval no podría ser de otro modo”. Los vecinos aún no tienen decidido cuándo retomarán su lucha contra los narcopisos. De todas formas sí que tienen acordado celebrar una gran manifestac­ión a principios de septiembre, una gran marcha donde se leerán manifiesto­s en catalán, castellano, inglés, tagalo, urdu, bengalí... En las lenguas en las que aquí se entiende la gente.

Una pintada xenófoba desata la indignació­n de muchos vecinos que quieren defender la convivenci­a en el barrio

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VECINOS DEL RAVAL Un momento de la concentrac­ión celebrada la noche del viernes en el Raval

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