La ficción más cáustica son dibujos animados
La comedia ‘Archer’ se reinventa y traslada su inclinación por la bebida, la cocaína y las mujeres a una década de los cuarenta muy ‘noir’
Echan dibujos en la tele! Cuando se habla de Archer, estas palabras se pueden pronunciar en tono jovial pero no infantil. Sería confundir al público potencial sobre el contenido de la serie. Se centra en Sterling Archer, un atractivo espía acostumbrado a tomarse un cóctel (o diez) en horas de trabajo y obsesionado con las mujeres. Otros rasgos de su personalidad característicos son el machismo, el racismo, la estupidez y un estatus de privilegiado del que ni tan siquiera acaba de ser del todo consciente. Trata como un esclavo al mayordomo que le crió y le puede suministrar heroína para que le deje en paz. Pero Archer ni tan siquiera es el peor personaje de la televisión. Ni tan siquiera de la serie. Su madre Mallory podría venderle por un buen revolcón con un ex miembro de la inteligencia soviética y el doctor Krieger, el jefe de investigación de la agencia de espionaje, tiene en un pedestal a los científicos nazis (y los mismos instintos sádicos en sus experimentos).
Archer se estrenó en el 2009 y, aunque no es la serie que más conversación genera alrededor de la máquina de café del trabajo, ya está emitiendo la octava temporada en Movistar Series (lunes a las 23.30h). Cada vez es más habitual que las series de animación para adultos sean ninguneadas del discurso seriéfilo con vocación generalista (ese que habla de Juego de tronos, Westworld, The handmaid’s tale y Stranger things sin cesar) por prejuicios hacia la técnica. Pero, cuando calan, existen pocas ficciones con un público más fiel. Las suelen apreciar aquellos que entienden que la mala leche viene envasada en cartones de dibujos animados.
Como la animación se puede permitir el lujo de imaginar hasta lo imposible, el creador Adam Reed ha abandonado el presente en Archer para trasladarse a 1947. Quería homenajear el género noir y reformular los personajes en roles clásicos como la femme fatale, la rica heredera, el detective con demonios y el policía corrupto. ¿Y cómo ha podido viajar al pasado? Pues aprovechando que Archer había quedado en coma y su subconsciente se había instalado en esa década. Tampoco era la primera vez que Reed rompía esquemas. Si al principio se centraron en la agencia ISIS de los Sterling, en la quinta se centraron en vender cocaína en Miami y se espera que en el 2018 se instalen en el sur del Pacífico en 1939 como en un texto de James A. Michener.
El espía no tiene el monopolio del humor negro como la noche, ni es el único que convierte la ignorancia de Homer Simpson en una travesura inocente. El abuelo Rick de Rick y
Morty ni tan siquiera necesita ser un cerdo sádico como el doctor Krieger para ser peor persona. Tiene suficiente con sentir una absoluta indiferencia hacia el resto de la humanidad durante sus aventuras intergalácticas e interdimensionales con su nieto Morty, capaz de sustituir sus propios familiares por réplicas de realidades alternativas sin verter una lágrima.
El experimento había comenzado cuando Dan Harmon y Justin Roiland se sentaron en el suelo del
despacho de Harmon en Community, la comedia que había creado (y que fue cancelada y renovada tantas veces que él mismo debió perder la cuenta), y escribieron el episodio piloto juntos. El resultado era una comedia de animación que se divertía rindiendo homenajes y parodiando títulos como Jurassic Park, La Purga y próximamente Mad
Max: Furia en la carretera, aunque dibujando un poquito más de gore. ¿Y la recepción? Increíble. El público americano está tan obsesionado con las aventuras del abuelo y el nieto que las múltiples reposiciones de las dos primeras temporadas repetían las mismas cifras de audiencia en sus pases en el canal Adultswim en Estados Unidos, la versión adulta de Cartoon Network. No tenían otra alternativa con los constantes retrasos de los creadores (Harmon tiene especial fama de tardón) y, después de no emitir ningún episodio nuevo en 2016, la tercera temporada es un éxito. Es la serie más vista del cable en verano sólo detrás de Juego de tronos.
Pero no solamente era un divertimento de Harmon y Roiland. En entrevistas han reconocido que buscaban la perfección con los últimos capítulos y se nota su vocación adulta no solamente en los contenidos no recomendados para menores sino en la disección del matrimonio a través de Beth y Jerry, los padres de Morty. En el episodio Big
trouble in little Sanchez se adentraban en una terapia de pareja extraterrestre y descubrían dos elementos muy perturbadores: que tenían una visión del otro terrible (Jerry percibe a Beth como un monstruo digno de Alien y ella le ve como un gusano que se arrastra) y que la unión de ambos es fatal. Si alguien duda que puedan subir el listón con la tercera temporada, que llegará en septiembre de la mano de TNT, hay un episodio que ya ha llamado la atención de la crítica y que está protagonizado por... un pepinillo.
Y, si toca reivindicar animaciones infantiles que convierten las series familiares tradicionales en una cuestión deprimente, no puede pasarse por alto F is for family de Netflix, la comedia creada por un guionista de Los Simpson, Michael Price y Bill Burr, que creció sintiendo un profundo desprecio por La tribu de
los Brady y había madurado respetando Beavis y Butthead de Mike Judge. “Recuerdo ver Los Brady y pensar que era raro que Greg nunca le diera una paliza a sus hermanos pequeños. Pensaba que era raro, y también que su padre nunca gritase a nadie”, reconocía en una entrevista a Animation Scoop. ¿La solución? Crear su propia familia mítica, los Murphy, con un patriarca insatisfecho y rabioso porque su vida no era como la había imaginado después de participar en la guerra de Corea, con un trabajo horrible, unos hijos incapaces de admirarle y una mujer preocupada porque tienen problemas para pagar las facturas. Sí, tampoco dejan títere con cabeza en los Estados Unidos deprimidos de los setenta de la misma forma que BoJack Horseman, una de las mejores producciones de Netflix hasta la fecha, habla de las crisis de identidad en Hollywood a través de un caballo que había sido una estrella de las sitcom en los noventa. ¿Quién había dicho que los dibujos tenían que ser complacientes? La animación permite ser el doble de hiriente.
‘Rick y Morty’ es muy hiriente a la hora de mostrar la naturaleza de un matrimonio incompatible e infeliz El creador de ‘F is for family’ había crecido detestando ‘La tribu de los Brady’ porque no se gritaban ni peleaban