La Vanguardia

La novela no escrita de Pepe Mel

Producto de la cantera blanca, el entrenador del Deportivo nunca le ha ganado al Madrid

- CARLOS NOVO Madrid

Pepe Mel ha publicado tres novelas, pero se gana la vida al mando del banquillo del Deportivo de A Coruña y hoy tendrá la difícil misión de frenar el arranque liguero de un Real Madrid que parece imparable. Una paradoja más de un niño que nació en 1963 en el madrileño barrio de Chamartín y que siempre soñó con ser figura del fútbol en el Madrid, club en el que entró con once años para jugar el torneo social y desarrolla­r una pujante carrera como goleador en las divisiones inferiores que no le llevaron al primer equipo de los blancos.

En catorce años como jugador profesiona­l, Mel sólo compitió una temporada en Primera, con el Betis, el otro club de su corazón. Fue en la temporada 90-91. Mel marcó ese curso catorce goles y es la única vez que se ha enfrentado al Madrid dentro de un terreno de juego. Fue en el Villamarín. El Madrid de la Quinta del Buitre entrenado por Radomir Antic ganó 1-3, pero Mel marcó el gol de los verdiblanc­os en el 89.

Años después, en el 2016, Mel escribiría un libro dedicado al público infantil sobre las dificultad­es que tiene que arrastrar un niño que quiera ser futbolista. Se llama La prueba. Este es el argumento. Pepito es un joven que vive por y para el fútbol. Capitán de su equipo del barrio, cuida hasta el más pequeño detalle para que cuando se juegue un partido no exista nada más allá que la pelota, sus compañeros y el rival. El fútbol es todo para él. Pepito tiene muchas cualidades, pero no ha dado el salto a un escenario competitiv­o de verdad. Todavía es más de jugar en la calle. Un buen día, su mejor amigo organiza un choque con un equipo serio, con entrenador y todo, con un objetivo más allá de la pura honra: un ojeador de un club de Primera División se oculta entre los asistentes para hacer un seguimient­o de Pepito. Uno se puede imaginar cómo sigue porque Mel escribe cómo vive y cómo siente. Para llegar a ser un buen futbolista no hay que dejarse los valores humanos por el camino.

Cuatro años en el Castilla no auparon a Mel al Madrid, aunque sí disputó un amistoso con el primer equipo, ante el histórico Calvo Sotelo en Puertollen­o.

Mel llegó al Castilla para sustituir a la Quinta del Buitre, que ya triunfaba en el Madrid. Imposible competir con el recuerdo que dejó aquella generación. Estuvo cuatro temporadas y en el equipo le taparon, entre otros, Pardeza o Sebastián Losada. Tuvo que irse a ganar minutos primero al Osasuna; luego al Castellón. En 1989 aterrizó en el Betis cuando el equipo no competía en Primera. Allí encontró su lugar.

Como entrenador ha sido un poco lo mismo. “Aunque soy serio, a mí me gusta el fútbol alegre, pero siempre me llaman para que ascienda al equipo o no baje a Segunda. Siempre me tengo que arremangar y meterme en el barro”, explicaba la víspera de su partido de hoy en Riazor.

Nunca le ha ganado tampoco al Madrid desde los banquillos. La temporada pasada cogió al Deportivo con el agua al cuello el 27 de febrero. El 12 de marzo le ganó al Barcelona (2-1) y enderezó el rumbo del equipo. Se salvaron pero cuando vino el Madrid en abril le intentó jugar de tú a tú y perdió (2-6) ante los reservas de los blancos. “A mí me gusta más la segunda unidad del Madrid que la primera”, dijo entonces Mel.

Preguntado si tras la paliza sufrida hace unos meses firmaría hoy el 0-0 Mel tiró de una de sus frases de hombre cabal: “Firmo el 0-0 hasta con la huella digital”.

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OCTAVIO PASSOS / GETTY Pepe Mel. intenso en la banda durante el Oporto-Deportivo disputado esta pretempora­da

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