La Vanguardia

Líder flamenco

Muguruza roza la perfección y saca de la pista a Halep en una exhibición de juego

- ALFRED BELLOSTAS

El belga Yves Lampaert, del Quick-Step, se impone en solitario en la segunda etapa de la Vuelta a España entre Nimes y Gruissan Grand Narbonne, de 200 km, y arrebata a Rohan Dennis el maillot rojo.

La travesía de Garbiñe Muguruza entre su victoria en Roland Garros en el 2016 y la de este año en Wimbledon fue larga. Muchas cosas pasaban por su cabeza y en la pista se notaba. No es fácil digerir triunfos tan importante­s con pocos años. Pero la hispanoven­ezolana fue puliendo los detalles, se centró, mejoró la dieta y se presentó en el 2017 dispuesta a todo. En la hierba inglesa dio un salto cualitativ­o impresiona­nte, enterró la decepción vivida semanas antes en París y mostró la imagen que la acompaña ahora, la de una tenista de enormes recursos que se dirige con pasos firmes hacia el número uno del circuito femenino. “Jugué mi mejor partido del año”, explicó el viernes pasado tras vencer a la rusa Kuznetsova en cuartos de final del WTA Premier de Cincinnati. Tal vez. Pero no sabía aún lo que vendría después, dos exhibicion­es formidable­s ante la número uno, la checa Karolina Pliskova (6-3, 6-2), ante la que había perdido seis duelos consecutiv­os, y la número dos, la rumana Simona Halep (6-1, 6-0), en una final espléndida de Muguruza, que sentenció en apenas 56 minutos.

Por primera vez en su carrera, la tenista de 23 años consigue dos títulos en una misma temporada en una demostraci­ón de madurez deportiva que la sitúa entre las favoritas al título en el US Open que se iniciará la próxima semana. En el 2014 fue Hobart, en el 2015 Pekín, en el 2016 Roland Garros y ahora Wimbledon y Cincinnati. El de ayer, el primero en superficie estadounid­ense.

La final se resume en la conversaci­ón que mantuviero­n Halep y su entrenador, Darren Cahill, en el primer set con 4-1 en el marcador en sólo 16 minutos. La rumana, que de nuevo se queda a las puertas del primer puesto mundial que hubiese alcanzado con la victoria, no encontraba soluciones para contrarres­tar el acierto de su rival. “Sigue creyendo”, le pidió Cahill. Pero no podía hacerlo. No ante una Muguruza que aceptaba el intercambi­o de golpes sin inmutarse, colocaba las bolas en las esquinas y hacía mucho daño –en ese primer set– con

Muguruza mantiene una gran calidad en todos sus golpes, pero ahora es mucho más resistente

un servicio demoledor, que alcanzó el 81% de efectivida­d.

La diferencia de puntos ganados (26-12) fue abismal en un set finalizado en sólo 23 minutos, el primero que perdía Halep en todo el torneo. No sería el último porque la jugadora de Constanza tampoco tuvo opción en el segundo, en el que encajó un break en el primer juego. Sus movimiento­s de cabeza indicaban que no veía la solución a sus problemas. Y en realidad esa salida no existía. Aunque el servicio de Muguruza no fue tan bueno a partir de entonces –había llegado a ganar el 71% de los puntos con el segundo saque por 17% de su adversaria–, su fortaleza mental fue determinan­te. En el cuarto juego, que se alargó durante casi doce minutos, resistió los ataques desesperad­os de Halep y gritó con rabia sosteniend­o el puño izquierdo con el 4-0 en el marcador.

“Sabía que necesitaba mi mejor tenis para superar a Simona”, explicó Muguruza, que también habló del US Open: “Esto no significa que vaya a ganar en Nueva York. Son torneos distintos”.

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TANNEN MAURY / EFE Un golpe de Muguruza durante la final disputada ayer, en la que ganó el quinto título de su carrera

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