El imán dejó la mezquita para ultimar el ataque
El inductor pasó tres meses en Bélgica antes de captar a los jóvenes
Abdelbaki es Satty logró radicalizar y montar la célula de Ripoll en ocho meses
El imán de Ripoll, Abdelbaki es Satty, se dedicó los últimos tres meses en exclusiva a preparar el atentado. El hombre de 45 años, considerado el autor intelectual del ataque, abandonó su trabajo como líder espiritual de la mezquita para dedicar todo su tiempo a la preparación logística de la acción que debía acabar con un baño de sangre mayor al que finalmente se produjo mediante la explosión de varias furgonetas bomba.
Nadie en Annour, la comunidad islámica de Ripoll a la que pertenecía el imán, sospechó que las largas vacaciones que pidió para ausentarse del trabajo durante tres meses tenían como objetivo perpetrar una matanza a gran escala en varios puntos de la ciudad de Barcelona. “Nos pidió tres meses de vacaciones y no lo aceptamos”. Pero el hombre se marchó igualmente. ¿Adónde fue? Los investigadores tienen claro que se desplazó a Alcanar con la única intención de abastecerse de material explosivo. No eran vacaciones. El imán necesitaba tiempo para ultimar la matanza en la casa de Alcanar que debía servir de laboratorio para manipular las cargas y que la madrugada del jueves saltó por los aires sepultándolo bajo los escombros. El lugar escogido tampoco parece improvisado para los investigadores. El imán residió durante años en Castellón e incluso estuvo preso en el 2012 por un delito de extranjería. La proximidad de Castellón con Alcanar es otro de los puntos que se explicarían porque tenía conocimiento de la zona.
Los padres de los integrantes de la célula de Ripoll pensaban que el tiempo que el imán pasaba con sus hijos era beneficioso. El líder espiritual es considerado para la comunidad como una persona con una superioridad moral, ejemplarizante, y bajo ese mantra logró reclutar a los jóvenes. Los Mossos tienen claro que la radicalización no se produjo en la mezquita pero fue ahí donde se inició el contacto personal, vital para adoctrinar sin levantar sospechas ni dejar rastro. El imán Es Satty llegó a la nueva mezquita en abril del 2016 justo cuando se levantó un nuevo centro escindido del que hasta entonces era el único que existía en Ripoll y en el que también ejercía de líder espiritual. En ese momento, Es Satty ya estaba radicalizado. Los tres meses anteriores al cambio de mezquita, de enero a marzo del 2016, el imán los pasó en Vilvoorde, la cuna del yihadismo belga. Cuando volvió cambió de centro, entró en contacto con los jóvenes y en tan sólo ocho meses logró que se unieran a su causa. La célula empezó a dar los primeros pasos ocupando la casa de Alcanar. Este hecho se produjo hace un año.
Los familiares de los terroristas aseguran que no notaron nada raro en su comportamiento. Los jóvenes no eran asiduos a la mezquita ni mostraron públicamente ningún interés especial por la religión, pero cuando ocuparon la casa de Alcanar ya sabían que querían atentar.