La Vanguardia

Huelgas, el choque de expectativ­as

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UNA de las cuestiones más polémicas son las huelgas en los servicios públicos, porque los convocante­s convierten al usuario del servicio en rehén de sus reivindica­ciones, primero, y en el que deberá sufragar después las mejoras que el trabajador logre con su protesta reivindica­tiva. Esto es precisamen­te lo que ocurre en la huelga de los servicios de seguridad del aeropuerto de El Prat, concedidos por la Administra­ción a la empresa Eulen y cuya resolución está a la espera de lo que decida el juez del laudo de obligado cumplimien­to. Las larguísima­s colas con que se ha castigado al usuario, hasta la llegada de la Guardia Civil, son una cara de la moneda; la otra es que las mejoras salariales las pagará el contribuye­nte.

Desde que los datos macroeconó­micos son claramente mejores, se han multiplica­do por dos las huelgas y, en especial, en el sector de los servicios públicos –dependan directamen­te de una Administra­ción o de una concesión a empresas privadas–. En el primer trimestre del 2017 los paros han supuesto en este sector más de la mitad (55,7%) de las horas no trabajadas. Un ámbito en el que, como es sabido, se han multiplica­do las externaliz­aciones, las subcontrat­as y la desregulac­ión que, a su vez, provocan precarizac­ión, desigualda­d y malestar, según han coincidido en denunciar con intencione­s contrarias sindicatos y patronal. Cuando el fenómeno afecta a un sector tan sensible como la seguridad aeroportua­ria y el turismo, como es el caso de Eulen en El Prat, el conflicto toma entonces unos ribetes de alarma social que obligan a la Administra­ción a actuar y a la toma de decisiones polémicas, como es la actuación de la Guardia Civil o el establecim­iento de un arbitraje. Un paño caliente necesario que no resuelve el problema.

El sistema de degradació­n de las condicione­s de trabajo provoca disfuncion­es y tensiones hasta el punto de que los sindicatos auguran un otoño caliente y se anuncian paros en diversos sectores. Por ejemplo, los sindicatos de Aena han anunciado 25 jornadas de huelga del 15 de septiembre hasta final de año. Pero no sólo: también los pensionist­as quieren movilizars­e contra la pérdida de poder adquisitiv­o y los sindicatos preparan un pulso a las patronales de cara al Acuerdo Estatal de Negociació­n Colectiva. Y es que, como apuntan los expertos, se ha producido un choque de expectativ­as, en el que conviven la devaluació­n salarial con un aumento de las expectativ­as no satisfecha­s. Y, como ocurre en tantas ocasiones, es el sector de los servicios públicos el que tira del carro de la reivindica­ción.

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