“Sabemos lo duro que es, pero hay que creer en la música”
Simon Rattle no se acercó anoche al copeo posterior que celebraron los cantaires en una sala del sótano del Albert Hall. Estaba ocupado con el resto de los cuerpos artísticos que participaron en el macroconcierto –macro considerando que era de clásica –. Aunque una aparición de minuto y medio habría significado mucho. Al fin y al cabo era él mismo el que había sugerido que el Orfeó pudiera manifestar su dolor por los atentados de la Rambla cantando a cappella a las puertas de la sala. Cantaron O vos Omnes de Pau Casals pero también El cant
de la senyera, tras el cual los cantaires lanzaron gritos de “No tenim por” y “Visca Catalunya”. Acaso los jefes de prensa de sir Simon Rattle le aconsejaron que no expusiera su imagen a la interpretación que desde su país puede hacerse de esta combinación de luto y nacionalismo reivindicativo que se produce en estos momentos convulsos. La cuestión es que fue Kathryn McDowell, la gerente de la London Symphony, la que se acercó a saludar y consolar a los cantaires llegados de Catalunya. “Desde Londres tenemos a Barcelona en nuestros pensamientos en estos momentos difíciles. También hemos pasado por eso y es muy duro, pero tenemos que usar la música, tenemos que creer en el poder de la música para cambiar el mundo”, dijo la notoria gerente, una de la personalidades que han sido condecoradas por la reina Isabel por su labor en la música. “Esta visita del Orfeó es un intercambio importante para el Reino Unido –puntualizaba Halsey–, porque para los que estamos sangrando en el desastre del Brexit es básico seguir manteniendo una idea de la unidad de Europa”. Ciertamente, en el escenario había solistas de cinco países, músicos de 25 nacionalidades distintas, el director era británico pero residente en Berlín y la pieza que sonaba era de un austriaco. Por no mencionar al público, procedente de todas partes del planeta.