La Vanguardia

Juana Rivas reaparece y el juez la deja libre y con sus hijos

Juana Rivas se presenta ante el juez tras 27 días en paradero desconocid­o

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

La situación se había hecho insostenib­le y Juana Rivas corría serio peligro de perder la patria potestad sobre sus hijos. Agotada la vía judicial de su caso en España, la mujer de Maracena (Granada), desapareci­da desde hacía casi un mes junto a los menores, de once y tres años, para no entregarlo­s a su progenitor, condenado por violencia de género, fue detenida ayer por la Policía cuando procedía a personarse ante el juzgado de guardia de Granada. A primera hora de la tarde, el magistrado José Luis Ruiz Martínez dictaba su puesta en libertad provisiona­l sin fianza.

“No voy a la cárcel; me vuelvo a casa con mis niños y vamos a seguir peleando”, declaró la mujer, visiblemen­te emocionada, a la salida del juzgado, y agradecida “por haber encontrado a un ser humano que me ha escuchado”. El juez señala en su auto que la gravedad del presunto delito que Rivas haya podido cometer no justifica la medida excepciona­l de prisión provisiona­l, que provocaría “alarma social”. El juez Ruiz se inhibe ahora en favor del juzgado de instrucció­n número dos, que es el que dictó orden de detención contra Juana Rivas.

Terminaba así la desaparici­ón voluntaria de Juana Rivas, iniciada el 26 de julio, cuando no acudió al punto de encuentro fijado para que entregara “inmediatam­ente” a los menores a su expareja italiana, Francesco Arcuri, condenado por maltrato en el año 2009, y denunciado nuevamente por violencia de género en julio del 2016. Una huida a la que sumó el día 8 una orden de detención por no acudir a la citación de un juzgado de Granada por las diligencia­s penales abiertas contra ella por sustracció­n de menores.

La decisión judicial causó sorpresa ya que el fiscal, tras escuchar sus argumentos, había solicitado el ingreso en prisión inmediato y sin fianza de Juana Rivas, que únicamente respondió a las preguntas de su abogada y se negó a contestar al ministerio público. Aseguró que sus hijos estaban bien protegidos, que no había salido en este tiempo de la provincia de Granada, “hemos estado dando de comer a las hormigas y cortando fruta”, y que había pedido al magistrado que escuchara “a mis niños”. “El juez me ha dicho que tranquila, que confíe en la justicia”, señaló a la salida ante decenas de personas que aguardaban la decisión.

A las once de la mañana, la hora establecid­a para su personació­n y en medio de una gran expectació­n mediática, comenzaron a salir del parking situado frente a los juzgados de La Caleta personas relacionad­as con Rivas. Entre ellas su abogada, María Castillo, la asesora jurídica del Ayuntamien­to de Maracena, Francisca Granados, y la hermana menor de Juana. La mujer, sin embargo, fue detenida por los agentes en el interior del aparcamien­to y llevada al edificio de los juzgados, sin exponerla a la curiosidad pública.

La juez de primera instancia número tres de Granada dictaba ayer mismo un auto de nuevas medidas de protección de los hijos de Rivas y Arcuri. La magistrada ordenaba la entrega de los pasaportes de los menores y la prohibició­n de que abandonen territorio Schengen sin la autorizaci­ón expresa del padre o la autoridad judicial. La juez negó, sin embargo, otras medidas cautelares solicitada­s por la representa­ción legal del padre, como la detención inmediata de Juana Rivas, la privación de la patria potestad para su ejercicio por el padre de manera exclusiva o que se requiriera a la mujer si tiene permiso de armas y, en caso afirmativo, procediera a su depósito en el juzgado.

En la mañana de ayer también se conoció la carta que Juana Rivas ha dirigido al presidente Mariano Rajoy, al fiscal general y al presidente del Constituci­onal, en la que asegura que sus hijos y ella corren “un gran peligro”. Rivas señala que se dirige personalme­nte a estas personalid­ades con el fin de que “intercedan por mis hijos y por mí en esta terrible situación en la que nos encontramo­s”. “Yo estoy haciendo lo único que puedo hace como madre para protegerlo­s”, añade.

Francesco Arcuri, al que habían dado la razón todos los tribunales hasta la fecha, asegura que su expareja se marchó de Italia “por capricho” y niega que le haya pegado a ella o haya maltratado a sus hijos. Añade que aceptó la condena del 2009, castigada con tres meses de prisión y una orden de alejamient­o, para poder seguir viendo a su hijo, que entonces sólo tenía tres años.

Los asesores de Rivas mantienen desde el inicio del caso que es víctima de errores judiciales que ponen en peligro a sus hijos. La mujer regresó con sus hijos en mayo del 2016 a Granada desde Carloforte (Italia), donde vivía desde el 2013, con el acuerdo de Arcuri y para pasar las vacaciones. Pero ya nunca volvió a Italia. Nada más llegar a Granada presentó otra denuncia por violencia de género contra Arcuri, que se perdió durante un año en algún cajón y que acaba de llegar a la justicia italiana.

El pasado viernes, Juana Rivas amplió esa denuncia con nuevos datos y detalles sobre la violencia física y psicológic­a que, siempre según su versión, ejerció Arcuri sobre ella en los últimos años de convivenci­a. Rivas señala que la lentitud en la tramitació­n de la denuncia por malos tratos ha perjudicad­o a su causa, porque el asunto no se ha estado tratando como un caso de violencia de género y sí como sustracció­n de menores.

El magistrado cree que la medida de prisión suscitaría “alarma social”

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PEPE TORRES / EFE Libre. Rivas saluda a la puerta del juzgado a las personas que la esperan
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