Del ballet a la cárcel
El director ruso de cine y teatro Kirill Serébrennikov fue detenido ayer, acusado de apropiarse de las subvenciones que recibía su compañía, aunque se sospecha que detrás de este encarcelamiento se encuentran las críticas vertidas por Serébrennikov contra la sociedad de su país, como hizo en su última película, El estudiante.
La detención ayer del premiado director de cine y teatro Kirill Serébrennikov provocó inquietud en el mundo de la cultura rusa, muchos de cuyos representantes le brindaron apoyo y pusieron en duda los cargos contra él. El cineasta fue arrestado de madrugada en San Petersburgo, donde estaba trabajando, y fue trasladado a Moscú para ser interrogado por un delito de malversación de fondos públicos, por el que podría enfrentarse a diez años de prisión.
Serébrennikov, que dirige el teatro de Moscú Centro Gógol, es uno de los directores de cine y teatro más respetados en Rusia. En julio, el teatro Bolshói pospuso a tres días del estreno su ballet sobre el legendario bailarín Rudolf Nuréyev, lo que levantó críticas sobre una posible censura. El Bolshói negó las informaciones que indicaban que la decisión se debía a que el espectáculo mostraba de forma muy explícita la condición homosexual de Nuréyev.
Su película El estudiante ganó el año pasado el premio François Chalais de Cannes. Conocido por sus críticas producciones contra el nuevo conservadurismo de la sociedad rusa, ha defendido abiertamente los derechos de la comunidad LGBT y en el 2014 criticó la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia.
El cineasta, de 47 años, negó ayer ante el Comité de Instrucción (fiscalía) la acusación: haber sustraído 68 millones de rublos (980.000 euros) concedidos por el Gobierno entre el 2011 y el 2014 a su compañía Estudio Séptimo para su proyecto artístico Plataforma, que, según la acusación, no se llevó a cabo.
Ya fue detenido brevemente en mayo, y desde entonces los investigadores sólo le consideraban un testigo. Pero este agosto la ex contable de la compañía testificó ante el juez que él le había ordenado falsificar los números. Hay otras dos personas implicadas.
Destacados representantes del mundo de la cultura y algunos políticos criticaron ayer la detención del realizador. El exministro de Finanzas Alexéi Kudrin criticó que se diese este paso antes de que se inicie un juicio. El también director Pável Lunguín declaró: “Volvemos a ver que nuestros órganos de seguridad no dan un paso atrás, son incapaces de mostrar flexibilidad”. Según él, no había ninguna razón para el arresto, ya que “Kirill no se va a ir a ningún sitio, está trabajando. Es de una crueldad excesiva”.
En mayo, decenas de figuras de la cultura firmaron una carta de apoyo a Serébrennikov. El opositor Dimitri Gudkov acusó al Kremlin de usar el caso para enviar el mensaje de “no criticar a las autoridades”.