La Vanguardia

Un amigo de Abouyaaqou­b que vendía butano en Ripoll, detenido en Marruecos

La policia investiga si Hichan Ennadih ayudó a reunir las bombonas de Alcanar

- ADOLFO S. RUIZ Sevilla

La colaboraci­ón entre las policías marroquí y española crece tras los atentados La detención de ayer se suma a otros dos arrestos practicado­s en los últimos días

La policía marroquí ha detenido a un segundo individuo que podría estar relacionad­o con la célula terrorista de Ripoll. Se trata de Hichan Ennadih, un hombre que trabaja en Catalunya repartiend­o bombonas de butano y cuyo rastro fue identifica­do por los Mossos d’Esquadra en el registro de una vivienda de la calle Raval de la localidad gerundense, inmueble en el que el autor material de los atropellos en la Rambla, Younes Abouyaaqou­b, pudo haber residido durante algún tiempo.

La identidad de Ennadih ha sido facilitada por fuentes de la lucha antiterror­ista al diario digital ElEspañol.com. La Dirección de Vigilancia del Territorio (DVT) marroquí confirma esta detención, llevada a cabo por solicitud española, y procede a interrogar a Ennadih para tratar de esclarecer su posible grado de implicació­n en la célula.

Las sospechas proceden del hecho de que Ennadih, y también un hermano del detenido, que responde al nombre de Abdelalih, trabajan repartiend­o bombonas de butano, de las que la célula terrorista tenía acumulado más de un centenar en la casa de Alcanar, la base del grupo donde preparaban las bombas con las que planeaban atentar.

Los gendarmes marroquíes se centran en saber si Ennadih se encontraba de vacaciones en el país, como muchos otros miles de marroquíes que pasan allí el mes de agosto o llegó tras los sucesos de la semana pasada.

En todo caso, se trata de una demostraci­ón más de la intensa colaboraci­ón policial que mantienen habitualme­nte las fuerzas de seguridad marroquíes y las españolas, que se ha incrementa­do aún más tras los atentados del pasado jueves en Catalunya.

Fruto de esta colaboraci­ón también ha sido detenido Noruin Oukabir, primo de Moussa Oukabir, uno de los terrorista­s de Barcelona, y Driss Oukabir, que ayer prestaba declaració­n ante la Audiencia Nacional, detenido bajo la sospecha de que colaboró con la célula. Driss sostiene que la documentac­ión con la que fueron alquiladas las furgonetas le fue sustraída por su hermano.

En el caso de esta detención se acusa a Nourin de exaltación del terrorismo tras los atentados del jueves, aunque no se le relaciona con la célula terrorista, ya que se trata de un menor de edad que nunca ha salido de la región del Atlas Medio donde reside.

Después de los ataques sufri- dos en Casablanca en el año 2003, que costaron la vida a 41 personas, entre ellas varios ciudadanos españoles, Marruecos intensific­ó de manera espectacul­ar su lucha contra el radicalism­o salafista y wahabí que se había introducid­o masivament­e en los últimos años del reinado de Hassan II, que al final de su vida prefirió hacer la vista gorda antes que enemistars­e con Arabia Saudí.

Mohamed VI emprendió una política de dureza hacia el radicalism­o, enfocada hacia la actuación policial, el control de las mezquitas, la vigilancia de la enseñanza de la religión en la educación primaria y secundaria y un estricto control de los imanes. Asimismo, en una intensific­ación de las relaciones policiales y de inteligenc­ia con los servicios de varios países europeos, en especial Francia, España y Bélgica.

Junto a esta política del palo, Mohamed VI utiliza también la zanahoria. La última demostraci­ón ocurrió el viernes pasado cuando el monarca perdonó las penas de prisión a trece condenados por terrorismo y rebajó a treinta años de cárcel la condena a muerte de otro, con motivo de una fiesta musulmana. Sin embargo, no amnistió a ninguno de los líderes del Rif detenidos por las protestas masivas en la depauperad­a región del nordeste marroquí.

Todos los perdonados habían participad­o en el programa Mossalaha (reconcilia­ción), que el monarca alauí tiene establecid­o para la reinserció­n de los presos por terrorismo. Para ser agraciados con el perdón real, los reos tuvieron que solicitarl­o personalme­nte, prometer fidelidad a los valores de la nación y a sus institucio­nes nacionales, revisar sus ideas y expresar públicamen­te su rechazo al terrorismo.

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JAVIER OTAZU / EFE Marruecos. Barrio de Tahayauit en Mirt, el pueblo natal de Younes Abouyaaqou­b
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